La agroecología es una disciplina científica que nace a fines de los años 20 y que se ha desarrollado a través del tiempo, intentando comprender las interacciones que existen en el sistema alimentario. Toma aspectos de las interacciones ecológicas y sociales, es decir, cómo las personas a través de sus decisiones van eligiendo qué productos consume.
De igual modo, se entiende como una serie de prácticas agrícolas que han desarrollado históricamente distintas comunidades y pueblos indígenas, quienes, a través de lo que tienen en el lugar, van generando sistemas de agricultura que son inherentemente ecológicos. Eso ha llevado a que la agroecología se comprenda, además, como un movimiento social en donde ocupan este tipo de conocimiento como una forma, por ejemplo, de reivindicar sus tierras.
En forma más reciente, se describe también como una visión política que apunta a la soberanía alimentaria, es decir, la decisión que pueden tener las personas por consumir ciertos alimentos sobre otros.
Desde el punto de vista científico trabajo en estas interacciones desde la biodiversidad, porque es uno de los pilares que hace que estos agroecosistemas funcionen, permitiendo reducir la utilización de insumos de origen sintético.
La sociedad actual está bajo escenarios que no habíamos visto antes, por lo menos en tiempos humanos, en donde existe un cambio global debido, por una parte, al calentamiento del planeta por la liberación a la atmósfera de CO2, que principalmente viene de combustibles fósiles. Pero, por otra, debido a una pérdida de biodiversidad.
Actualmente, entre el 80 y 85% de nuestra agricultura global se realiza en grandes superficies agrícolas, en donde dominan cuatro principales cultivos y eso genera una serie de beneficios desde el punto vista de promover la seguridad alimentaria, sin embargo, se generan problemas desde la perspectiva de la salud humana y ambiental, lo que podría incidir en aspectos de salud pública.
Es crucial que en esta época empecemos a considerar estrategias de producción más sustentables, a través de una agricultura basada en diversidad. Tenemos como sociedad desafíos importantes para alimentar al mundo, pero sin destruirlo en el camino, que es lo que nos plantea las Naciones Unidas con la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. Es aquí donde la agroecología puede contribuir a varios de esos ODS sin dañar el medio ambiente, debido a que funciona con la biodiversidad y no con productos externos que básicamente están generando el problema.