Este 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua, momento oportuno para revisar cómo estamos usando este recurso que se torna cada vez más escaso. Así lo revela un informe presentado por la UNESCO y ONU-Agua este martes en Ginebra, según el cual tres de cada diez personas en el mundo, siguen privadas de acceso al agua potable y seis de cada diez, de instalaciones seguras de saneamiento. Chile no está ajeno a esta situación, presentándose eventos de sequía cada vez más frecuentes debido al cambio climático, los grandes incendios forestales y la creciente demanda de industrias como la agrícola, forestal y minera, entre otras.
¿Qué podemos hacer? Las aguas grises nos dan una oportunidad para gestionar el recurso hídrico con criterios sustentables. Las aguas grises son las aguas servidas domésticas residuales que provienen de las tinas de baño, duchas, lavaderos, lavatorios y otros, categoría de la que se excluyen las denominadas aguas negras que son aquellas que contienen excretas. Justamente, el 15 de febrero del 2019 se cumplió un año desde que se publicó la Ley 21.075 que regula la recolección, reutilización y disposición de este tipo de aguas que antes sólo se desechaban como aguas servidas.
La ley establece la necesidad de implementar sistemas paralelos de eliminación de aguas. Es decir, mientras que las aguas negras se derivan a fosas sépticas o bien al alcantarillado y tratamiento en plantas; en tanto que las aguas grises, que provienen del sistema de lavado, debieran ser reutilizadas en la taza del baño, para regar jardines, o para cualquier otro uso que se les pueda dar, exceptuando su uso para consumo humano o de animales y/o producción de alimentos.
Es una normativa que las constructoras van a tener que conocer bien y aplicar, ya que contempla la implementación de doble circuito en las construcciones, lo que significará incrementar los costos de construcción, pero a la vez la ley estipula que cuando se ha instalado un sistema de separación de aguas grises, habrá una tarifa preferencial, ya que las empresas sanitarias rebajarán los costos por menor uso de las redes, sistemas de recolección y sistemas de aguas servidas.
De este modo se logrará beneficiar económicamente al público consumidor y ambientalmente al recurso agua, al hacer un uso eficiente de éste. Cualquier acción que se desarrolle en torno a efectuar un uso eficiente y sustentable del recurso agua, será agradecido por las futuras generaciones.