A inicios de este año el Dr. Manuel Muñoz David fue nombrado Director de Centro Regional Remehue del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, entidad en la que ha desarrollado gran parte de su actividad profesional.
En entrevista con Diario UACh, el Dr. Muñoz se refiere a los desafíos de asumir este nuevo cargo, analizando también su paso por la Universidad y la formación recibida tanto en pregrado como en postgrado, su investigación como especialista en mejoramiento genético de papa y la importancia de aprovechar los recursos genéticos para diversificar la matriz agroalimentaria.
¿Qué significa para usted asumir este nuevo desafío profesional y cuál será el sello de su gestión?
“Es un honor para mí dirigir al Centro Regional de Investigación INIA Remehue, que tiene su acción en las Regiones de Los Ríos y Los Lagos, que ha aportado significativamente al desarrollo agrícola de estas regiones y cuenta con un capital humano de grandes capacidades para realizar investigación aplicada y transferencia tecnológica en los agrosistemas, con alcance directo regional, pero con proyección nacional e internacional”.
Su formación como Ingeniero Agrónomo la realizó en la UACh, ¿cómo recuerda su paso por la Universidad y qué destacaría de la formación recibida?
“Obtuve el título de Ingeniero Agrónomo el año 2002. Recuerdo con especial cariño esa etapa de mi vida. La huella que dejaron grandes maestros, tanto en el ciclo básico como en la mención de Producción Vegetal (en aquellos tiempos uno optaba por un grupo de asignaturas de formación final). Destaco la excelencia en la enseñanza, especialmente en la formación de un Ingeniero Agrónomo con bases científicas para la toma de decisiones, las posibilidades de tener experiencias en terreno con la disponibilidad de predios experimentales, la experiencia y dedicación de los profesores, todos destacados académicos con formación de excelencia dispuestos a escucharte y resolver tus dudas a tiempo completo. Asistir a una clase era muchas veces asistir a una conferencia. Realmente un privilegio”.
También cursó el programa de Magíster en Ciencias Vegetales y el Doctorado en Ciencias Agrarias en la UACh. ¿Cuáles son a su juicio las fortalezas de los postgrados de la Facultad de Ciencias Agrarias y Alimentarias?
“La formación científica es muy sólida. Siento que uno aprende a desarrollar el método científico en todas sus etapas, desde la formación conceptual en la disciplina del conocimiento que es de interés para el estudiante, la formulación y diseño de una investigación, la aplicación de las metodologías apropiadas para poner a prueba las hipótesis de trabajo y el logro de los objetivos de investigación como el vislumbrar la aplicación de los resultados hacia el avance en el conocimiento. También tuve posibilidades de vinculación internacional durante mi formación con pasantías en universidades europeas y experiencia en un instituto de investigación en Australia. De igual forma el acceso a Becas, en aquella época de CONICYT, para los estudios de doctorado y postdoctorado”.
Usted es especialista en mejoramiento genético de papa, ¿qué hitos destacaría de su investigación en esta área?
“Destacaría la contribución al registro de seis nuevas variedades vegetales obtenidas mediante procesos de mejoramiento genético convencional. El desarrollo de variedades es un proceso largo y en donde participan muchos investigadores, profesionales, técnicos y trabajadores agrícolas. Tuve la oportunidad desde que ingresé al INIA, hace 10 años, de contribuir al desarrollo de estas variedades junto al equipo que encabezaba el Dr. Julio Kalazich y continuar este trabajo. Otro hito importante es la contribución al conocimiento de la papa nativa en los aspectos genéticos y fenotípicos, como también en los procesos que permiten producir semilla de variedades tradicionales. De igual forma destaco la realización de actividades de transferencia de tecnología en torno a la utilización de la genética y producción de papa en general y en los procesos de valorización de esta especie base de la alimentación mundial y patrimonio genético de Chile”.
Finalmente ¿qué desafíos enfrenta el país en el proceso de diversificación de la matriz agroalimentaria?
“Por un lado, el aprovechamiento de los recursos genéticos, en torno a la utilización de una amplia gama de variedades y razas, y también la incorporación de nuevas especies de cultivo adaptadas a los territorios, contribuirán a la diversidad de la dieta y a aumentar las posibilidades de agregación de valor y el desarrollo de nuevos productos. Por otra parte, la investigación y desarrollo en torno a la agregación de valor y el descubrimiento de nuevas propiedades o posibilidades de uso de los productos agropecuarios de un territorio que generen un beneficio al consumidor provoca un avance importante en la diversificación de la matriz agroalimentaria. Para ello es importante leer las oportunidades que ofrece el mercado como consecuencia de las preferencias de los consumidores, de manera que las innovaciones en la producción o procesamiento de alimentos sean aceptadas o demandadas. No obstante, para lograr todo esto es esencial fortalecer los agrosistemas de manera que sean capaces de producir alimentos en cantidad y calidad suficiente, de manera sostenible, a fin de asegurar la disponibilidad materia prima sobre la cual se generen las innovaciones de productos agropecuarios saludables y producidos en armonía con el ambiente”.