«Majestuosa es la blanca montaña», escribió el poeta Eusebio Lillo en el himno nacional para referirse a la cordillera de los Andes, cadena montañosa que se extiende entre Venezuela y Chile transformándose en la columna vertebral de América Latina. En Chile, un 64% de la superficie nacional corresponde a montaña; ésta tiene un rol clave en la estructura territorial y para el desarrollo del país al proveer de recursos naturales y servicios ecosistémicos fundamentales para el desarrollo humano.
Las montañas son torres de agua y actúan como reguladores hídricos, un ejemplo de ello son los glaciares; Chile posee un 82% del total existente en el continente. Además, en ellas se encuentran fuentes de energía, riquezas minerales, reservorios de sociobiodiversidad y paisajes privilegiados que proveen oportunidades de esparcimiento, recreación, espiritualidad y bienestar al ser humano. Sin embargo, en el actual contexto de cambio ambiental global, el cual implica grandes desafíos para el país, es necesario recordar que son estos socioecosistemas los que se ven mayormente afectados por el cambio climático y presionados por el uso de sus recursos, volviéndose necesario contar con herramientas para una adecuada gestión de estos territorios. Pero ¿qué se ha hecho en la materia hasta el momento? ¿Cómo gestionamos esta importante reserva de vida?
En 2016 el Estado de Chile, respondiendo a compromisos internacionales adquiridos al suscribirse a la «Alianza para las Montañas», se comprometió a desarrollar una «Política Nacional para la Gestión Sustentable de la Montañas en Chile y Plan de Acción al 2030», instancia que busca a través de un esfuerzo interministerial, desarrollar una visión que reconozca a las montañas como un elemento de la identidad nacional y definir acciones que propendan a su uso sustentable y que contribuyan al bienestar social, ambiental y económico de todos los chilenos. Esta Política fue sometida a consulta pública recibiendo un importante número de observaciones ciudadanas y actualmente se encuentra en elaboración.
Es una oportunidad para que desde distintos sectores de la sociedad civil podamos contribuir a la creación de lineamientos que pongan en valor a estos territorios, reconociendo el rol que tienen para el desarrollo y futuro del país.
LEER COLUMNA EN EL DIARIO AUSTRAL REGIÓN DE LOS RÍOS