El workshop “Investigaciones morfológicas en el corredor fluvial del río Blanco luego de la erupción del volcán Chaitén del año 2008” se llevó a cabo el día lunes 12 de septiembre de 2016 en la Sala del Puente Chacao, Sede MOP, de la ciudad de Puerto Montt. La actividad tuvo por objetivo presentar los resultados del Proyecto Fondecyt 1141064 “Effects of vegetation on channel morphodynamics: a multiscale investigation in Chilean gravel-bed rivers”, a cargo del Dr. Andrés Iroumé, Decano de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh.
La jornada contó con la participación de Carlos Contreras, Seremi del MOP; y de los Directores Regionales de la Dirección General de Aguas, Javier Vidal; Dirección de Obras Hidráulicas, Bárbara Astudillo; Dirección de Obras Portuarias, Patricio Villanueva; Director de Planeamiento, Zabulón Caamaño; Dirección de Vialidad, Héctor Ibáñez; Dirección de Arquitectura, Carolina Mellado; Dirección Regional de Contabilidad y Finanzas; y profesionales de estas direcciones, del Gobierno Regional y Superintendencia de Servicios Sanitaros, todos de la Región de Los Lagos.
La actividad también se enmarcó dentro de la “Agenda 3030”, iniciativa liderada por el Ministerio de Obras Públicas de Chile, que entre sus objetivos define el tema del agua como uno de sus ejes estratégicos.
Presentaciones
El taller comenzó con la presentación del Dr. Andrés Iroumé, quien describió los objetivos generales del proyecto Fondecyt sobre dinámica morfológica de los ríos de lechos de grava, su enfoque multiescalar y el interés de determinar patrones geográficos en la distribución y comportamiento de este tipo de ríos en Chile.
“En el caso de los ríos afectados por erupciones volcánicas se rompe el equilibrio dinámico entre energía, agua y sedimentos y el cauce inicia un proceso reajuste que puede durar décadas”, afirmó.
En este sentido destacó el papel de la vegetación como elemento clave en la recomposición del equilibrio fluvial (la vegetación como ‘Ingeniero hidráulico’). Además de los cambios morfológicos y en el balance de sedimentos. “En el caso del Chaitén, la erupción generó la presencia de una gran cantidad de madera en el cauce, hecho que aumenta el riesgo para las infraestructuras aguas abajo durante crecidas (taponado de puentes)”, explicó el Dr. Iroumé.
Según el académico, una de las conclusiones del trabajo realizado hasta el momento es que “el río Blanco probablemente ha finalizado el proceso de incisión ocurrido durante las crecidas de los años posteriores a la erupción y se encuentra en estos momentos modelando su llanura de inundación con fuertes procesos erosivos laterales. El retrabajo del sedimento en los márgenes causa, por ejemplo, que la anchura se haya ampliado hasta en 50 metros en algunas zonas después de crecidas como la del 2015”.
A raíz de las preguntas formuladas por los asistentes al workshop, el Dr. Iroumé comentó que las metodologías de muestreo en el Chaitén han sido el análisis de secuencias de imágenes satelitales, el marcado de maderas y el uso de Laser Escáner Terrestre y drones para levantar modelos 3D que permiten analizar y modelar la evolución de la morfología, el tránsito de madera y la disposición de las granulometrías en el cauce.
Por otro lado, el Dr. Galo Valdebenito, de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la UACh, centró su presentación en el papel de la madera muerta en la dinámica morfológica de los cauces y su análisis mediante métodos geofísicos electromagnéticos, como el radar de penetración terrestre.
Se trata de técnicas no invasivas que describen el subsuelo y sus discontinuidades a través de los cambios en la conductividad dieléctrica del medio. También se utilizan métodos sísmicos para determinar las propiedades del subsuelo y la estratigrafía por métodos inversos (ondas sísmicas).
En el caso del río Blanco se han aplicado estos métodos en áreas experimentales del cauce para buscar madera enterrada y evidencias de lechos antiguos que denotaran antiguas erupciones, hecho que concuerda con la actividad antes reportada por el Dr. Iroumé, ya que permite caracterizar el «re-trabajo de los materiales durante futuras crecidas».
El post-proceso de los datos obtenidos con esta tecnología es una tarea ingente y se basa en una correcta calibración de la información de campo para determinar el origen de las distintas señales proporcionadas por los radargramas.
En este sentido es importante señalar como uno de los aspectos relevantes la determinación de la firma de la madera como rasgo distintivo de estos elementos vegetales respecto al resto de elementos (sedimentos generalmente) presentes en los depósitos fluviales.
Las preguntas de los asistentes pusieron de manifiesto que se trata de técnicas pioneras y que su uso va más allá de las zonas fluviales ya que se ocupan también en la determinación del riesgo sísmico en zonas urbanas, por ejemplo.