El desarrollo científico chileno ha logrado altos niveles de reconocimiento en Latinoamérica y en países desarrollados, lo que se evidencia en los rankings que regularmente se publican, como también en las decenas de convenios entre las instituciones chilenas y las más destacadas a nivel internacional. Todo ello, en un contexto de extrema austeridad que sitúa a Chile como uno de los países que menos recursos destina al desarrollo científico y tecnológico, bajo el 0.35% del PIB, y equivalente a un séptimo del promedio de la OCDE.
En un marco de magros recursos y de un país altamente centralizado, las 22 universidades regionales del CRUCh hacen una significativa contribución, formando científicos (as), creando programas de magíster y doctorados, montando laboratorios y equipamientos, todo lo cual se traduce en un aporte que supera el 40% de la productividad nacional, relativo a publicaciones científicas en revistas de corriente principal.
La pandemia que azota Chile desde hace un año, permitió evidenciar una vez más la contribución de estas universidades cuando pusieron todas sus capacidades científicas –investigadores, laboratorios, equipamientos y otros-, a disposición de las autoridades sanitarias, las mismas que han valorado el aporte de esta “red científica nacional” en la lucha contra el Covid-19.
Aún más, el actual programa de gobierno reconoce explícitamente su aporte al comprometerse a “Potenciar las Universidades Regionales para que cumplan de la mejor forma posible su rol, tanto en el nivel local como a nivel nacional e internacional”.
Sin embargo, no siempre las declaraciones anticipan las acciones, como quedó demostrado recientemente con el escaso aporte que asigna la Ley de Presupuesto al desarrollo científico chileno y menos aún, al esfuerzo que en ello cumplen las universidades regionales.
La reciente decisión de CORFO de adjudicar el proyecto del Instituto de Tecnologías Limpias (ITL) a un consorcio estadounidense encabezado por Associated Universities Inc., ha generado un rechazo transversal en las 22 comunidades universitarias regionales, además de similares declaraciones de diversas organizaciones científicas y otras vinculadas directamente a los sectores que se pretende desarrollar, como son la energía y minería.
Un desarrollo armónico y equilibrado de Chile y de todas sus regiones, requiere la existencia de universidades que, en cada territorio, formen recursos humanos calificados, se articulen con la comunidad y, especialmente, generen conocimientos útiles para el progreso económico, social y cultural.
Esto torna incomprensible la decisión de las autoridades de Gobierno de entregar la más importante inversión en I-D que se ha hecho en Chile, a instituciones foráneas. Lo anterior conlleva una implícita negación a las capacidades universitarias nacionales, las mismas que históricamente han apoyado las principales políticas públicas que han forjado el desarrollo del país.
Ante esta situación, la Comisión de Vicerrectoras(es) de Investigación de las Universidades Regionales de AUR demanda revisar este proceso asegurando la mayor transparencia y objetividad en las decisiones y evitando que, ellas radiquen sólo en funcionarios de gobierno. Para esto, es necesaria una evaluación del proceso por parte de una comisión de expertos nacionales e internacionales en esta materia, usando la metodología que se aplica a otros centros de excelencia en nuestro país.
Finalmente señalamos que, nuestro planteamiento no desconoce los aportes que puedan hacer centros de investigación de países desarrollados. Estos siempre han sido fundamento para los convenios e intercambios de académicos que realizamos regularmente. Sin embargo, cuando se trata de temas de importancia estratégica, en los que Chile tiene condiciones excepcionales a nivel mundial, lo prudente es que más que generar enclaves científicos tecnológicos aislados, estos sean proyectos que sirvan para potenciar las capacidades locales instaladas y aseguren su articulación con el desarrollo integral de los territorios y comunidades en que ellos se insertan.
Comisión de Vicerrectoras y Vicerrectores de Investigación
Universidades Regionales de Chile
11 de enero 2021