La semana del 17 al 23 de Mayo se conmemoró internacionalmente por un año más la “Semana del Parto Respetado”, período en que se desarrollan en todo el mundo diversas iniciativas de difusión y discusión por parte de profesionales e instituciones formadoras directamente relacionadas a la atención de este evento tan relevante en el ciclo vital de las personas así como también desde la comunidad. A 17 años desde la primera vez que se celebró esta efeméride, es importante destacar que la reflexión sobre una atención de salud “respetuosa” debe ser un ejercicio permanente y trasversal a las profesiones de salud.
Un parto respetado compete a todo el equipo sanitario involucrado en que mujeres, personas gestantes y sus familias vivencien este evento con un óptimo acceso a los avances científicos y tecnológicos, así como respeto por su autonomía y en un ambiente amoroso. Este último punto parece ser el que mayoritariamente se ve obstaculizado por espacios físicos poco adecuados, dificultad para el acompañamiento de personas significativas y diferencias en cuanto al respeto por la autonomía y cosmovisiones de las personas. Del mismo modo, no siempre el personal de salud se encuentra disponible para acoger temores, dudas y deseos de las/os usuarios/as, llegando inclusive por acción u omisión a eventos que pueden considerarse violencia y que marcan la vida de quienes la sufren.
Es importante destacar que el constante perfeccionamiento de la tecnología médica y la alta cobertura de atención profesional en el proceso de gestación, parto y postparto nos permite hoy estar orgullosos/as de nuestros excelentes indicadores de morbimortalidad materna y perinatal, no obstante lo anterior, una mirada del proceso de salud enfermedad desde sus diferentes condicionantes, ha visibilizado cada vez con mayor fuerza que, para una satisfacción usuaria en términos sanitarios, es necesario mucho más que el cumplimiento de indicadores de calidad técnicos, sino que además se hace imperioso fortalecer el componente humano, en cuanto a nuestra comunicación , actitud y relación con las/os usuarios/as, siendo este aspecto gravitante en la percepción de calidad que éstos/as tienen de nuestras atenciones y servicios.
Meritorio además es reconocer la implementación de normativas para la atención el proceso reproductivo en base a las recomendaciones de la OMS en nuestro país, así como programas transversales de cuidado de la infancia como Chile Crece Contigo que han fortalecido la atención del proceso reproductivo que históricamente entregan matronas/es, bajo la comprensión que gestarse y nacer en las más óptimas condiciones, permitirá un desarrollo mejor e integral de las personas, en sus esferas biológica, emocional y relacional.
Esta conmemoración del “parto respetado” debe movilizar además reflexiones acerca de nuestro rol como profesionales de salud y formadores/as de los/as mismos/as, quedando el desafío permanente de fortalecer la formación de las futuras generaciones, integrando una mirada sociocultural y psicoemocional de la salud, con espacios que permitan el desarrollo de habilidades blandas afines, de autocuidado psicoemocional y bajo un enfoque de derechos, de tal manera de transversalizar una atención más humanizada y respetuosa de las cosmovisiones y realidades de las personas, en ambientes que mantengan su excelencia técnico-científica pero que además consideren lo afectivo, no solo en la relación profesional/usuario sino que entre pares y equipo de trabajo.