En los últimos años, nuestro país ha avanzado a pasos agigantados en la regulación de la gestión de residuos. La promulgación de leyes como la REP (Responsabilidad Extendida del Productor); la Hoja de Ruta para Chile Circular 2040; la regulación de Plásticos de un Solo Uso y la Ley de Residuos Orgánicos, reflejan un notorio compromiso institucional con la protección del medio ambiente. Sin embargo, tras la luz de estas políticas, persiste una sombra preocupante: el desinterés de parte de la ciudadanía en cuanto a su responsabilidad en la segregación.
Es fundamental entender que la instalación de puntos de reciclaje es solo la cara visible del proceso, no la solución definitiva. La mirada de la ciudadanía debe ir más allá de la simple disposición de los residuos en contenedores. Es esencial que cada persona comprenda su papel en este proceso y se comprometa a separar adecuadamente sus residuos en origen y a revisar hábitos de consumo, evitando el derroche innecesario de materias primas.
Aquí es donde entra en juego la educación y la sensibilización. Donde instituciones de educación superior, como la Universidad Austral de Chile, han desarrollado un papel fundamental, cultivando conciencia ambiental e impulsando cambios de comportamiento significativos. Se ha nutrido con experiencias desde el medio y también ha extendido su conocimiento más allá de la comunidad universitaria, impactando positivamente la sociedad mediante su relación con diversas iniciativas que promueven conciencia ambiental, consumo responsable y brindan herramientas prácticas para la sustentabilidad en la región.
La falta de conciencia y el desconocimiento sobre la importancia de la separación adecuada de residuos son obstáculos que debemos superar. Así, la educación ambiental desde edades tempranas y la promoción de prácticas sustentables deben convertirse en pilares de nuestro sistema educativo. Erradicar conductas que obstaculizan el proceso de recuperación de materiales y reciclaje es un desafío complejo, pero no insuperable. Requiere un esfuerzo de la sociedad en su conjunto y el compromiso de las autoridades e instituciones educativas.
Es hora de que cada uno y una asuma su parte en la protección de nuestro planeta y se comprometa a hacer de Chile un lugar más limpio y sustentable para las generaciones futuras.