Cada 21 de marzo se celebra el Día Mundial de los Bosques. La humanidad se ha beneficiado de árboles y bosques para su bienestar. Hoy, bienes y servicios de bosques son cada vez más relevados y demandados por la sociedad. Sin embargo, mucha de esta información aparece con fuerte enfoque técnico-profesional y con menos frecuencia contextualizada en el diario vivir.
Rescatar enfoques cotidianos, puede evidenciar cómo los árboles o bosques influyen a diario en el quehacer del hombre. Así, y quizás sin percibirlo, cada día se incorporan al uso elementos propios de las particularidades o funciones de los árboles o bosques, que demuestran la estrecha relación con la sociedad.
Al referirse a un estado de confort, conocido es que “quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”; muchos -sino la mayoría- esperan que su estado sea tan fuerte como un roble; otros señalan de manera correctiva que árbol que crece torcido jamás su tronco endereza; a veces con cierta suspicacia se formula que de tal árbol tal astilla; injustamente muchos hacen leña del árbol caído; sabiamente, otros señalan que no es una buena casa la que no tiene al lado bosque y río; mientras que los más experimentados advierten que los árboles no dejan ver al bosque.
Reconocer la relevancia que bienes y servicios de los bosques y sus componentes hacen disponibles para la personas, así como la necesidad de conservarlos a través de manejo sostenible, permite un uso apropiado que asegure bienestar para la humanidad.
En la actualidad, bajo la existencia del cambio climático y sus efectos en todos los sectores de la sociedad, los tipos de bosques y sus diferentes componentes juegan un rol preponderante tanto en la mitigación de sus efectos como en la necesaria adaptación a nuevos y cambiantes escenarios. Así, será muy importante seguir plantado árboles, para poder escribir y leer libros y asegurar un planeta sano para los hijos que vendrán.