“Buenas prácticas en investigación de largo plazo sobre bosques y agua” fue la charla que presentó la Dra. Julia Jones, investigadora de Oregon State University, Estados Unidos, en el Primer Coloquio Internacional de Hidrología Forestal del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, una exposición que también incluyó información sobre investigaciones llevadas a cabo por académicos de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile: Dr. Antonio Lara y Dr. Andrés Iroumé.
Durante su presentación, la investigadora explicó las motivaciones para estudiar el bosque y el agua, una de las cuales es la pérdida de bosques que ha sufrido América del Sur. “En general, la pérdida de los bosques influye mucho en la provisión de agua, pudiendo aumentar inundaciones y también reducir su provisión, entregar sedimentos a los ríos y reducir almacenaje de carbono”, afirmó. Además, indicó que muchos procesos que controlan la provisión del agua responden a los cambios en los bosques, es decir, cómo crecen, qué especies se encuentran y los disturbios que sufren, todo esto a largo plazo.
Estudios de bosques a largo plazo
La investigadora se refirió a diversos proyectos de investigación, entre un estudio a largo plazo realizado en Oregon. “Su objetivo fue probar el efecto de talar bosques viejos y reemplazarlos con bosques plantados. El experimento fue financiado por el Servicio Forestal de los Estados Unidos. Es importante porque en este período (1950s) estaban cosechando muchos bosques antiguos en el noroeste de los Estados Unidos, y el estudio demostró efectos indeseables como inundaciones, deslizamientos de tierra, etc. Ahora muestra cómo bosques jóvenes pueden disminuir caudales en períodos secos”, señaló.
Otro proyecto destacado por la Dra. Jones es el estudio del Dr. Andrés Iroumé, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales, en Nacimiento. El objetivo de esta investigación financiada por Forestal Mininco Spa, es probar el efecto de varias combinaciones de plantaciones con especies exóticas de Pinus radiata y Eucalyptus, manejadas en rotaciones de 18 y 12 años, respectivamente. Esta investigación es importante porque las empresas forestales deben generar información sobre los efectos de sus operaciones forestales en los caudales, sedimentos y sobre la provisión de agua. Los resultados del estudio están mostrando cómo la sequía y el manejo de las plantaciones afectan la disponibilidad de agua hacia aguas abajo.
La Dra. Jones también destacó la investigación de largo plazo en la Reserva Costera Valdiviana, iniciada en 2006 por el académico Dr. Antonio Lara, también académico de esta Facultad, y colaboradores. Su objetivo es probar el efecto del reemplazo de plantaciones de eucalipto por bosque nativo. El experimento fue financiado por diversos proyectos de investigación de la Agencia Nacional de Investigación (ANID) y cuenta con el apoyo de The Nature Conservancy (TNC), la cual es propietaria de la Reserva. “Este proyecto es importante porque hay mucho interés en saber cómo la restauración de los bosques nativos afecta la provisión de agua. Los resultados del estudio están mostrando cómo los bosques restaurados contribuyen a la provisión sostenible de agua a las comunidades rurales”, destacó.
Buenas prácticas
Según la Dra. Jones, establecer buenas prácticas en estudios científicos requiere diversas condiciones como, por ejemplo, crear lugares para el aprendizaje cooperativo y la discusión de problemas, estudiar todo tipo de bosques y de cambios en ellos, involucrar a distintos grupos, como la industria privada, grupos de conservación, gobierno, academia, comunidades rurales, etc., compartir información públicamente, identificar y probar prácticas de gestión alternativas, además de demostrar un esfuerzo de «buena fe» para equilibrar los objetivos.
Para la Dra. Jones, quien ha participado en proyectos con académicos de la UACh, los estudios en Chile son diferentes de los de EE.UU. ya que ocurren en un contexto socioeconómico muy distinto. “En Chile existe silvilcultura en plantaciones intensivas de especies exóticas con rotaciones muy cortas para producción de madera y pulpa en terrenos privados; en contraste, en los EE.UU., si bien tenemos plantaciones intensivas, son especies nativas con rotaciones más largas y no existe un porcentaje tan alto de área de bosques privados. Gran parte de nuestros bosques no se manejan para la producción de madera y los bosques públicos son gestionados para la salud del ecosistema. Al mismo tiempo, los estudios en Chile están mostrando los efectos de la gestión de plantaciones, la restauración de bosque nativo y la sequía sobre la provisión de agua y regulación de los caudales. Esto es de utilidad para los investigadores en Estados Unidos, donde el incremento de la ocurrencia de sequías también puede afectar la provisión de agua para diferentes usos”.
Finalmente, la Dra. Jones recalcó la importancia de iniciativas como este seminario y expresó que “podemos aprender mucho compartiendo resultados de estudios a largo plazo de bosques y agua en diferentes países”.