– El Dr. Juan Carlos Castilla expuso sobre «Laboratorios y Estaciones Costeras en Chile: Espíritus, Consorcios y Redes de Observatorios».
– La actividad, que se enmarca dentro del Ciclo de Seminarios organizado por la Facultad de Ciencias, contó con la asistencia de académicos y estudiantes de la UACh.
El Dr. Juan Carlos Castilla, reconocido Biólogo Marino de nuestro país (ver nota en "»sitios relacionados"»), dictó la conferencia «Laboratorios y Estaciones Costeras en Chile: Espíritus, Consorcios y Redes de Observatorios».
La actividad, que se enmarca dentro del Ciclo de Seminarios organizado por la Facultad de Ciencias, contó con la asistencia de académicos y estudiantes de la UACh, quienes pudieron conocer el trabajo de este destacado profesor que ha dedicado su vida al estudio de los recursos marinos chilenos.
El Dr. Castilla pertenece al Centro de Estudios Avanzados en Ecología y Biodiversidad, Facultad de Ciencias Biológicas, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En la ocasión, comenzó recordando su última visita a la UACh en septiembre de 1974.
Comentó su experiencia en Las Cruces, Estación Costera de Investigaciones Marinas (ECIM), perteneciente a la P. Universidad Católica de Chile, aledaña al cañón submarino de San Antonio, en una plataforma de 35 metros, cuya figura legal es de Área Marina Costera Protegida, es decir, se puede hacer investigación impidiendo el paso de pescadores.
Indicó que en estas estaciones y laboratorios marinos los «espíritus» se crean, cultivan y refuerzan. Estos le dan el sello y la característica relevante a la estación costera o laboratorio. «Los espíritus son æíconos científicosÆ de los lugares de estudio», señaló.
Relató que las investigaciones hechas en Las Cruces, excluyendo a los pescadores de orilla, permitieron comparar lo que pasaba en un lugar protegido y afuera de éste. «Nos dimos cuenta de que hay una presión de depredación alta, ya que la gente vive de eso, por lo que la labor del ecólogo es entender esa presión, de acuerdo al sistema, y buscar estrategias razonables de extracción», enfatizó.
Expresó que un depredador clave es el loco, que tiene altas tazas de consumo, y donde se produce una relación interesante de conexión directa entre este depredador y los humanos. Las investigaciones en Las Cruces, que tuvieron como objetivo conocer cómo funciona el sistema sin seres humanos, demostraron cómo cambió éste antes y después de cerrarse. Se excluyó al hombre, el depredador clave dominó, se reestableció el sistema y la biodiversidad aumentó; luego estos experimentos fueron aplicados a la actividad extractiva de los pescadores, trabajando en conjunto con ellos.
La transferencia de los resultados científicos de su grupo de trabajo a caletas de pescadores artesanales se plasmó luego en lo que en la actualidad se conoce como el concepto de "»áreas de manejo"». Este paso, desde la ciencia básica a la legislación, se materializó posteriormente en la Ley de Pesca a partir de 1991.
Dijo que «las 547 Áreas de Manejo existentes no están funcionando bien y el desafío es explicar por qué. El manejo tiene que ver con personas, si no sabemos cómo éstas ven los sistemas no se puede manejar y en esto queda mucho trabajo por hacer».
Se refirió a la Ecología Experimental de terreno, a las estadísticas y la necesidad de inferir, señalando que «la estadística Bayesiana (A. Bayer) permite usarla de una manera no frecuentista, ya que la biología es única, de repente lo que se puede hacer en física no se puede hacer en biología».
«La realidad de la ecología y biología marina experimental va más allá del lugar donde uno trabaja. Los espíritus se nutren con fondos, por lo que tenemos que generarlos, ver cómo enfrentamos esto o cómo lo dejamos. Es aquí donde aparecen nuevos desafíos, otros «espíritus», otras escalas, otras metodologías, otras formas alternativas y complementarias de hacer ecología costera como la escala espacial y temporal, metodologías estandarizadas y comprobables (simples, baratas) y acoplamientos bento-pelágicos», indicó.
Dentro de las visiones y objetivos mayores en ciencias del mar en Chile para el 2010-2020 mencionó la formación de investigadores en áreas deficitarias (Geólogos Marinos por ejemplo); el desarrollo de consorcios inter-institucionales de investigación en ciencias del mar; formación de una biblioteca electrónica en ciencias del mar; adquisición de equipamientos mayores, entre otros.
Por último, señaló que «las estaciones y laboratorios costeros se pueden potenciar uniéndose y formando consorcios con objetivos de mediano plazo, que se cumplan por equipos. Trabajar en conexiones oceanográficas costeras, unir la costa física con la ecología, basándose en un modelo integrado de manejo sustentable y en conservación con conectividad en redes, para lo cual sólo falta unir voluntades», enfatizó.