“Llegamos a la conclusión con mi señora que era uno de los viajes de esta naturaleza más lindo que habíamos hecho nunca, por la cantidad de cariño recibido. Lo mismo la relación con los estudiantes ya que todos habían estudiado mi obra y me llenaban de preguntas, de manera que fue una satisfacción muy grande”. Así lo manifestó el Profesor Catedrático y académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas UACh, Dr. Manfred Max-Neef, tras regresar de Argentina donde recibió durante la segunda semana de noviembre varios reconocimientos, entre ellos el título de Doctor Honoris Causa en la Universidad Nacional de San Luis.
¿Qué significado tienen para usted estos nuevos reconocimientos luego de haber obtenido varios otros premios a lo largo de su trayectoria?
“Ha sido un reconocimiento muy grato, sobre todo porque fue más allá de lo que yo esperaba. En la Universidad Nacional de San Luis –ubicada en Villa Mercedes, Provincia de San Luis- me entregaron un Doctorado Honoris Causa que es el séptimo que he recibido en mi vida -los otros son de Japón, Jordania, dos de Colombia, de Argentina y de Estados Unidos-. Pero no solo fue la recepción del doctorado sino que el aprecio y el cariño, la admiración de una cantidad de instituciones de Argentina. Estuve en dos ciudades. La primera fue Santa Rosa que está en la Provincia de La Pampa donde me invitaron a dar una conferencia principal en el Vigésimo Noveno Congreso Nacional de Medicina General; eran todos médicos pero querían conocer visiones de cómo la economía tiene relaciones y afecta la salud. Fue una experiencia muy rica, de un enorme interés y donde recibí homenaje del Honorable Consejo Deliberante de la Ciudad.”
¿Y qué le pareció la ceremonia de entrega del Doctorado Honoris Causa?
“Fue muy significativa y tuvo unos rasgos dignos de destacarse, porque me presentó el Rector, Dr. Félix Nieto Quintas, y en lo que leyó me llamó la atención -eran unas cinco páginas- el conocimiento profundo y acabado que tenía de mi trayectoria, de mi obra, de mi pensamiento, por lo que quedé realmente impactado, incluso emocionado porque normalmente para esto es un discurso mucho más formal.
“Cuando el Rector, que es físico, terminó dijo que iba a contar una anécdota: ‘En 1996 terminé mi Magister en la Universidad Austral de Chile. En ese entonces había un nuevo Rector que estaba cambiando todo y se veía que iban a ocurrir muchas cosas nuevas e importantes en la Universidad’. En ese momento sacó su título enmarcado y agregó: ‘Aquí está la firma del Rector que es el que está sentado al lado mío’. Fue un gesto muy hermoso que me emocionó mucho”. En adición al Doctorado recibí homenajes de la Cámara de Senadores de la Provincia de San Luis y de la Cámara de Diputados de la Nación”.
Lo anterior indica que existe una valoración del camino profesional por el que optó y por su búsqueda de una mirada distinta de la economía…
“Siempre fui muy crítico, no solamente en la economía. Siempre he sido innovador. Además soy músico (pianista y compositor), lo que me ayudó mucho a ser un economista distinto. Desde un comienzo le puse sentimiento, espiritualidad y valores a la economía, cosa que no existe en los economistas convencionales. Desde luego, como nunca he sido conformista la ruta oficial, el mainstream, siempre me ha resultado aburrido”.
¿Qué siente al ver que su obra es cada vez más reconocida en diferentes países y universidades del mundo?
“Creo que uno tiene que descubrir cosas distintas. Ese impulso mío me llevó a buscar alternativas que me llevaron a plantear teorías que hoy día están en el mundo entero; particularmente el desarrollo a escala humana, la economía descalza y la teoría del umbral. Incluso acabo de recibir hace poco una carta de Alemania, de la Universidad de Jena, donde en mayo del próximo año van a reunir una cantidad de gente de Europa que está trabajando en el desarrollo a escala humana en sus respectivos países. Entonces se trata de algo universal. Por supuesto que eso da satisfacción, sobre todo que cuando fue creado, como suele ocurrir muchas veces, uno no se imagina el impacto que va a tener lo que está creado. Puede ser un resultado chiquito o de repente son como el caso de los hijos que se hacen más grandes que los padres y al final ya no dependen de ellos. Ahora hay mucha gente que trabaja con eso, hace innovación, aportes y eso es lo importante, que lo que uno ha creado es más bien algo que es una base para que crezcan las ideas y no un esquema cerrado”.
Sobre su libro “La economía desenmascarada”, ¿cómo lo está haciendo con la distribución en Chile?
“Este libro es la traducción castellana del original que escribimos en inglés que fue publicado hace tres años y que está editado en Barcelona. Hay varias otras versiones en turco, coreano, croata, entre otras. Se acaba de lanzar en España hace tres meses donde estuve en Barcelona y en Madrid. Todavía no había llegado suficiente a Chile pero ahora ya está llegando y se agotó, por lo que se están pidiendo nuevos ejemplares. Empezamos el lanzamiento hace un par de días en Osorno con el Decano de la Facultad de Medicina, doctor Claudio Flores, y fue muy exitoso. Teníamos planeado hacer otro lanzamiento en Valdivia pero tuvimos que postergarlo hasta que lleguen más libros. Después vamos a hacer una presentación en Puerto Montt”.
¿Cuál es el objetivo del libro? ¿Consolidar sus ideas o plantear algo distinto?
“Este libro se titula ‘Economía desenmascarada’ y corresponde exactamente al título. Hemos hecho un estudio de 300 años de cómo ha evolucionado el pensamiento económico. Este libro es coescrito con el físico holandés Philip Bartlett Smith que lamentablemente murió un par de semanas antes que el libro viera la luz. Pero lo interesante es que es el producto de un diálogo profundo, de varios años, entre un economista crítico y un físico cuántico interesado en el bienestar y la justicia social. Es notable cuando un hombre que realmente viene de la ciencia dura y se mete en la economía lo rápido que descubre la cantidad de absurdos que hay en sus planteamientos, sobre todo en las matemáticas que usan los economistas.
“El libro en la primera parte es análisis crítico de cómo evolucionó el pensamiento económico, y la segunda es una propuesta sobre cómo debiera ser una economía nueva para el siglo XXI. Lo más interesante es que en ese análisis pudimos establecer sistemáticamente que en todos los tiempos, hay distintas visiones, escuelas y orientaciones económicas, pero siempre, sin excepción, en todos los periodos, la que termina dominando es la que favorece al poder y la riqueza, y las demás quedan debajo de la alfombra. Eso es hasta el día de hoy. Por eso son economías, a mi juicio, tremendamente duras y deshumanizadas”.
Por último, ¿cómo este reconocimiento y trayectoria aporta a este magíster que ustedes han creado en la FACEA que también es bastante particular y ha llamado la atención de profesionales que incluso han dejado sus carreras para imbuirse de esto y aprender?
“Es señal de que estamos en el camino correcto y la gente se está dando cuenta. Eso es una gran satisfacción el que tengamos ese Magíster en Desarrollo a Escala Humana y Economía Ecológica y que estamos en el camino del futuro. Son muy pocas universidades que se han atrevido a dar el paso pero inevitablemente van a tener que darlo tarde o temprano porque el sistema dominante es tanto el daño que ya ha hecho, que si bien ni los políticos ni los grandes empresarios son críticos, la sociedad civil lo es crecientemente y no aguanta más. Se está manifestando en ese sentido en todo el mundo. Piense solamente lo que acaba de pasar en España con los ex indignados que de repente en ocho meses un movimiento, el Podemos, se convierte en la primera fuerza política de España, más que el PSOE y el PP. Eso no es un partido político, es un movimiento social transversal de los que ya no creen más en esa política ni más en esa economía. Yo estuve con ellos en España ahora cuando lanzamos el libro. Tienen un centro de televisión digital estupendo y ahí tuvimos un diálogo como de una hora y media, y me impactó porque es pura gente joven. El líder principal Pablo Iglesias tiene 34, 35 años. Eso es impactante y está ocurriendo en parte también en Alemania y en otros lugares en que grupos de la sociedad civil son los que están empezando a reorientar el quehacer en el mundo y eso a mí me da una sensación de optimismo”.