Tras asumir la dirección del Magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea, el actor, dramaturgo y docente establece los lineamientos de su administración, destacando la importancia de la relación profesor/alumno dentro del quehacer académico, para fortalecer el diálogo y apoyo mutuo como factores trascendentales de su gestión.
¿Cuáles serán los lineamientos políticos de su dirección?
La verdad es que tengo lineamientos que vienen dados desde antes, primero por la gestión de Claudia Rodríguez, que levantó y llevó la primera etapa de este Magíster; y luego por Sergio Mansilla, que lo ordenó. Además, nosotros manejamos el Magíster en un Comité compuesto por el mismo Sergio, que tiene la gran experiencia de haber sido el director anterior; y Ana Traverso, que es un invaluable aporte. Entonces es muy fácil. Lo que nos preocupa ahora son algunas cosas que tienen que ver con la acreditación. Una de ellas es la internacionalización. Por otro lado, también tenemos que vigilar el equilibrio entre los géneros literarios. Estamos débiles en narrativa. La mayoría de los colegas acá maneja la poesía. Yo soy de drama. Entonces queremos solucionar el problema tratando de invitar a profesores externos que cubran este vacío. Ésa es nuestra preocupación inmediata. Lo otro es la difusión del Magíster. Para eso tenemos que renovar planes a cada momento, y en eso estamos.
Personalmente, ¿cómo asume este desafío? ¿Cuál es la responsabilidad que siente al tomar el mando del Magíster con todo este precedente, y de qué manera se sitúa desde su visión de actor, de dramaturgo?
Lo que me gusta muchísimo del Magíster es la relación con los alumnos. Porque están en una etapa muy rica de la vida. Ya no son pollos que vienen recién saliendo del cascarón, pero son gente joven que se sigue formando, y es selecta. Ese contacto humano, para mí, como persona, como artista, es de una enorme riqueza. Mi aporte quizás puede ser darle una dimensión humana al Magíster; incentivar a los chicos para que se esfuercen. Yo fui estudiante y sé lo difícil que es, porque el 90% del alumnado está estudiando y trabajando. Eso es muy complejo. Entonces también debe haber una comprensión acerca del esfuerzo que los muchachos y las muchachas hacen para estar aquí. Eso hay que felicitarlo, incentivarlo. No dejar que se queden dormidos. Decirles “sí, es difícil; es complejo. Pero se puede; y esto te enriquece muchísimo”.
Respecto a la deserción, ya sea por carencia de recursos económicos o por el agotamiento que produce estudiar y trabajar a la vez, ¿cuáles son las medidas que Ud. como autoridad está tomando para hacer frente y seguir motivando a los alumnos?
Para mí es muy importante estar en contacto directo con los alumnos; y eso creo que tiene el Magíster también: los profesores están muy conscientes de eso. Siempre incentivan y buscan las maneras de insuflarles ánimo. Por otro lado, en toda la Escuela de Graduados, pero especialmente nosotros, tenemos gran apoyo del Comité, lo que nos permite movernos económicamente y tratar de ser lo más generosos posibles en el sistema de becas. Nos esforzamos al máximo para que nadie deje de cumplir por recursos económicos. Muchos de nuestros alumnos son profesores, lo que implica que no tienen grandes sueldos. Además, la mayoría está empezando. Por eso tratamos de ayudarles en lo que más podemos. Yo creo que ninguno de nuestros alumnos puede decir que no ha contado con nuestra ayuda.