Con alta asistencia principalmente de profesionales del área educacional, se realizó en la Universidad Austral de Chile el Seminario Inteligencia Emocional en el Aula: las bases del buen trato, a cargo de la destacada neuropsiquiatra infanto-juvenil chilena, Dra. Amanda Céspedes.
Organizada por el Instituto de Capacitación AGL en conjunto con la Escuela de Psicología UACh (Valdivia), la actividad se llevó a cabo los días viernes 10 y sábado 11 de noviembre en el Auditorio 04 del Edificio Nahmías, Campus Isla Teja, a través de actividades expositivas y prácticas que entregaron herramientas para identificar los factores biológicos, psicosociales y espirituales que confluyen en el desarrollo de una inteligencia al servicio de la sana convivencia, la colaboración y el compañerismo y de qué modo estos factores se pueden trabajar al interior del aula durante el trabajo cotidiano.
Desde la infancia
Entre lo tratado, la Dra. Céspedes explicó que la inteligencia emocional se refiere a la capacidad de las personas para gestionar de modo adecuado sus emociones y establecer relaciones positivas y creativas con los demás, centradas en el respeto y la empatía. “En Chile ha ocurrido un deterioro creciente de la inteligencia emocional en niños y adultos, lo cual se refleja en el modo inadecuado de resolver conflictos y de comunicarse, especialmente en situaciones difíciles. Se hace muy necesario entonces desarrollar la inteligencia emocional de modo oportuno, y el mejor momento es la infancia y la niñez”.
Para ello, recalcó que conocer de qué modo se desarrollan las habilidades que conforman la inteligencia emocional facilita mucho la tarea del educador, y para ello el modelo de neurociencias aplicadas a la educación aporta tanto un espléndido conocimiento como prácticas favorecedoras a aplicar en casa y en la escuela.
En este contexto, describió a los niños inteligentes emocionales dentro del aula como “empáticos, colaboradores, altruístas, que saben posponer una gratificación si la meta es importante, que saben esperar, se hacen cargo de las consecuencias de sus errorres, son gentiles, resptuosos, saben identificar y canalizar sus emociones”.
Sin embargo e independiente de todas estas cualidades, la experta aclaró que no son sumisos e incluso algunos pueden ser activos e intensos, pero en la sala permiten que la clase fluya sin interrumpir.
También resaltó que si ha habido un deterioro en la inteligencia emocional y los niños ahora reaccionan distinto, es porque los adultos actualmente somos distintos. “Por lo tanto además debemos trabajar en cómo cambiar nosotros”, dijo.