Como un orgullo fue calificado por la Dra. Andrea Silva B., el “Premio Tesis de Doctorado Academia Chilena de Ciencias 2012”: Mención Honrosa, que se adjudicó gracias a su investigación “Evolución de la resistencia a insecticidas y genómica funcional del áfido Myzus persicae”, que realizó en el Programa de Doctorado en Ciencias, mención Ecología y Evolución de nuestra Universidad.
La directora de AUSTRAL-omics recalca el importante apoyo con el que siempre contó de parte de su tutor de tesis, el Dr. Christian Figueroa, quien fuese académico UACh y actual Profesor Titular del Instituto de Biología Vegetal y Biotecnología de la Universidad de Talca. Asimismo, la Dra. Silva destaca el importante aporte de CONICYT a través de su Programa de Becas de Doctorado, del proyecto FONDECYT 1090378 al Dr. Figueroa, y de la DID-UACh, instancias que permitieron financiar mi doctorado y mis investigaciones.
La Dra. Silva se desempeña actualmente como Directora Ejecutiva del Centro AUSTRAL-omics, en el marco de un proyecto MECESUP de apoyo a los Doctorados en Ciencias mención Ecología y Evolución y mención Biología Celular y Molecular, y que funciona bajo el alero de la Facultad de Ciencias de la UACh. La tesis de doctorado de la Dra. Silva se enmarcó dentro de un contexto evolutivo y abordó los mecanismos moleculares de adaptación a los insecticidas en el insecto plaga Myzus persicae (pulgón verde del duraznero).
Según la investigadora, las poblaciones de estos insectos son capaces de desarrollar rápidamente resistencia a diversas clases de insecticidas en pocas generaciones como consecuencia de la selección de aquellas variantes resistentes. Dicho “cambio” permite estudiar evolución en poblaciones “en tiempo real”, y nos facilita el estudio de las fuerzas evolutivas que explican estos cambios en las frecuencias génicas de las poblaciones. Adicionalmente, este estudio abordó los costos en cuanto a sobrevivencia y reproducción, que conllevan estos mecanismos para los insectos que los portan, ahondando en los compromisos de los mecanismos de resistencia y el rol de estos sobre la mantención de la diversidad genética de las poblaciones.
Para desarrollar esta tesis se recolectaron áfidos desde distintos hospederos en todo el país, los que fueron reproducidos en los laboratorios del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas, y sometidos a diversos tratamientos con insecticidas, para posteriormente estudiar la regulación de genes en función de esos experimentos.
De este modo, la Dra. Silva comentó que se pudo pesquisar un número importante de genes involucrados putativamente en resistencia a insecticidas, los cuales participan en mecanismos metabólicos específicos, los que incluyen al metabolismo energético, detoxificación de xenobióticos, proteínas de transporte, y proteínas de la cutícula.
En respuesta a la obtención de este premio, la Dra. Silva expresó: “Me siento muy afortunada de que el jurado haya considerado el mérito de mi trabajo, y que se haya valorado como un aporte científico significativo. Este ha sido el resultado de un trabajo en equipo, y debo recalcar que sin la interacción y las discusiones científicas de todo el grupo del laboratorio esto habría sido difícil de conseguir”.
Por su parte, el Dr. Figueroa se manifiesta muy satisfecho y orgulloso de los logros alcanzados por la Dra. Silva. “Sin dudas es el comienzo de una brillante carrera científica que se está forjando con dedicación, entusiasmo e iniciativa, y en donde parte importante de ese éxito proviene de la sólida formación científica que Andrea recibió en el Doctorado en Ecología y Evolución. Andrea posee todas las condiciones académicas y herramientas necesarias para desempeñarse como una investigadora independiente y de frontera”, sentenció.
Finalmente, la investigadora expresó que la principal conclusión que arroja su estudio es que el actual sistema de control de plagas con insecticidas no es ecológicamente sustentable y mucho menos efectivo. Está en la naturaleza de las especies el cambio y por tanto la adaptación a los distintos agentes selectivos que el hombre les impone. Esto solo ha producido poblaciones de insectos cada vez más resistentes, lo que a su vez ha obligado a incrementar el uso de diferentes familias de insecticidas y a elaborar productos cada vez más tóxicos y con una mayor carga química.