Lograr que los árboles que se han cortado en todo el planeta vuelvan a crecer es la manera más efectiva de «taclear» al cambio climático, asegura un estudio publicado en la última edición de la revista Science. Si se consigue, esos árboles podrían capturar dos tercios del CO2 emitido por el hombre.
«Nuestro estudio proporciona una referencia para un plan de acción global, que muestra dónde se pueden restaurar nuevos bosques en todo el mundo», dice Jean- Francois Bastin, investigador del Laboratorio Crowther de ETH Zurich, Suiza, y líder del estudio.
Según lo planteado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), para limitar el aumento promedio de la temperatura del planeta en 1,5°C se requerirá plantar, entre otras cosas, mil millones de hectáreas adicionales de bosques para el año 2050. Por ello la acción es urgente, agrega el investigador, y “los gobiernos deben incluir esto en sus estrategias nacionales ahora”.
No cualquier especie
Utilizando imágenes satelitales, el equipo determinó que a nivel global –excluyendo las zonas con árboles y las áreas agrícolas y urbanas existentes- hay espacio para plantar casi mil millones de hectáreas extras de árboles, el equivalente a la superficie de Estados Unidos. Estos, una vez crecidos, podrían almacenar 205 gigantoneladas de carbono. En otras palabras, dos tercios de los 300 mil millones de toneladas extras de CO{-2} que están en la atmósfera por la actividad humana.
Pero esa no sería la única superficie a reforestar. Según el estudio, si se consideran las tierras de cultivo y las áreas urbanas, otros 700 millones de hectáreas se sumarían a la restauración del dosel de árboles.
Se conocía que la restauración de los bosques puede desempeñar un rol crucial en la lucha contra el cambio climático, pero faltaba una comprensión científica de su impacto, dice Tom Crowther, líder del laboratorio suizo y coautor del estudio. “Si actuamos ahora, esto podría reducir el dióxido de carbono en la atmósfera hasta en un 25%, permitiéndonos volver a los niveles que había hace un siglo”, asegura.
Árboles nativos
“Este estudio es muy interesante porque establece un punto de referencia y permitirá comprobar si otros modelos llegan al mismo resultado”, dice Antonio Lara, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile e investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia. Además se suma a otro trabajo publicado en la revista Nature en abril pasado, que asegura que la captura de carbono es mucho más eficiente si la restauración se hace con especies nativas.
“Las plantaciones comerciales tienen una menor capacidad de captura de carbono porque tienen rotaciones muy cortas”, explica. En otras palabras, capturan carbono hasta que son taladas, momento en que lo vuelven a liberar. En contraste, por ejemplo, con el alerce, que puede tener secuestrado el carbono por cientos o miles de años.
Por eso es que, a juicio del experto, lo comprometido por Chile en términos de reforestación en su NDC (Contribución Determinada a Nivel Nacional) está lejos de ser suficiente. “Lo que se prometió forestar son 100 mil hectáreas, en su mayoría con especies nativas para 2030, siendo que en un año se plantan 50 mil hectáreas de especies comerciales”, asegura. Y esto, además, condicionado a un cambio de legislación. Según lo que muestran los últimos estudios, dice, se debe hacer mucho más.