¿Existe alguna actividad humana que no requiera energía, y además, que no tenga un impacto en nuestro entorno?… Así es, toda actividad requiere energía y por mínimo que sea, tiene un impacto. Sobre todo, en nuestra actual civilización, donde según viene alertando la Global Footprint Network, cada año, faltando alrededor de 150 días para que termine, como especie ya hemos consumido lo que la naturaleza puede renovar en un año. Una civilización sin altura de miras ni visión de futuro, individualista, competitiva, basada solo en lo material, como si fuera lo único que existiera.
Sin energía no hay vida. Sin energía, no hay transformación ni procesamiento de la materia. Como especie humana siempre hemos utilizado la energía en sus diferentes tipos. Claramente hoy, las consecuencias de la forma en que la hemos utilizado los últimos trescientos años, dan cuenta de la evidente desvinculación que hemos tenido como seres humanos con nuestro entorno. Reflejo de esto, son los episodios de contaminación del aire que estamos viviendo en varias ciudades de la zona sur-austral, desde varios años, siendo que esto se pudo haber prevenido. O como dijeron los integrantes del conjunto Inti Illimani, en su última vez que visitaron estas tierras australes: «Es lamentable que existan personas que al mirar un río, solo vean megawatt. Que al mirar un bosque, solo vean metros cúbicos…» Es lamentable que todo lo que se vea, se termine traduciendo en dinero. Definitivamente, hemos alterado la homeostásis (autorregulación y equilibrio del flujo de materia y energía) que se da de manera naturales en los ecosistemas.
Hoy, tenemos una necesidad imperiosa de aprender y crear nuevos modos de entender la economía, el desarrollo y el progreso. Trabajar de manera colaborativa, no solo entre seres humanos, sino que también con nuestro entorno. Comprender nuestra relación hombre-naturaleza es crucial, ¿o estamos esperando que sean nuestros hijos y nietos los que nos juzguen en vida?… Está en nuestras manos cambiar el curso de la historia. Como ciudadanos de la zona sur-austral, tenemos la gran oportunidad de mostrarle al mundo entero, que somos capaces de lograr un modelo de desarrollo ejemplar, armónico, realmente sustentable.
LEER COLUMNA EN EL DIARIO AUSTRAL REGIÓN DE LOS RÍOS