Por sobre las necesidades del mercado laboral hoy vemos a personas con mucha más información, alternativas y opciones de inserción, entendiendo que hace 20 años era sólo una utopía. Pensemos en algunas tendencias que tras la pandemia han tomado mayor protagonismo: el coworking, la disminución de la jornada de trabajo, el auge de la intención de emprender, los equipos híbridos, la digitalización, la deslocalización y la inteligencia artificial.
Es posible indicar que estas necesidades emergentes han ido transformando el panorama de cómo las habilidades, competencias y el desarrollo técnico y disciplinar van a responder a nuevas preguntas y alternativas para posicionarse en la búsqueda de talentos y en la movilidad laboral, cada vez más flexible.
La fuerza laboral en Chile la componen 8 millones y medio de personas. De ellos, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) poco más de dos millones y medio tienen entre 25 y 39 años, que corresponden a la generación Millennials; mientras que una cifra similar corresponde a personas entre 40 y 54 años, de la Generación X. Estos datos no sólo enmarcan un contexto generacional, sino que establecen un gran desafío a las universidades y los centro de formación: Gestionar la inserción a un mundo que aún no sabemos cómo evolucionará en los próximos años. Por lo tanto, no podemos perder de vista el rol de las instituciones de educación y la relación con la evolución del trabajo del futuro y -a su vez- con la capacidad humana de trascender.
Considerando lo anterior, el área de Alumni de la Universidad Austral de Chile ha decidido rediseñar sus estrategias para entender un fenómeno que tiene más ribetes relacionales que productivos, donde levantar información de la mayor cantidad de actores posibles entregará un inicio para enfrentar uno de los retos más importantes de los próximos años como institución. Esto, referente a un acompañamiento significativo y la apertura de oportunidades donde los talentos y el desarrollo de las y los futuros profesionales sean capaces de adaptarse a cualquier escenario, promoviendo la apertura de nuevos campos de trabajo con personas conectadas, con un propósito. Además del impacto de ser profesional en un mundo que requiere nuevas soluciones a los problemas de siempre, pero que también sea capaz de desarrollar sus talentos, con más apertura a cometer errores, a reescribir lo que entendemos por éxito y contribuyendo a estructuras laborales más saludables y humanas.