Un análisis crítico sobre el arbolado urbano y su incidencia en la salud de las personas y en la sequía fue el enfoque de una charla realizada en el marco de un proyecto FONDECYT que creará un Atlas de sequía en Chile y que está a cargo del académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, Dr. Carlos LeQuesne.
En su presentación, Gloria Rojas, jefa del Área Botánica y Herbario del Museo Nacional de Historia Natural, explicó las consecuencias de la selección del arbolado y flora urbana, luego de un estudio realizado en cuatro ciudades de Chile: Antofagasta, Santiago, Concepción y Valdivia.
“La vegetación de cada ciudad no está acorde con el paisaje en el que está inserta. Es un paisaje totalmente artificial ya que las especies que se han elegido son exóticas en más de un 90%”, comentó la profesional, enfatizando que en las cuatro ciudades mencionadas se encuentran las mismas especies de árboles.
Para aumentar la masa arbórea de las ciudades, recomendó escoger árboles siempreverdes con el fin de tener hojas en invierno y que éstos sean nativos y acordes con la situación fitogeográfica en la que se encuentra la ciudad.
Variabilidad climática en Chile
Por otro lado, el profesional de la Dirección Meteorológica de Chile, Juan Quintana, se enfocó en la variabilidad climática en Chile y su vinculación con el cambio climático. Expresó que la precipitación en Chile central y sur muestra una tendencia negativa en general en todo el país, en especial en la última década, asociada a la megasequía. “Sin embargo, eventos extremos presentan tendencia positiva en la mayoría de las ciudades. Por un lado, hay más sequía, menos días de lluvia, pero existe una tendencia a que esos días de lluvia se transformen en días más intensos de precipitaciones”, afirmó.
Por otro lado, se observa un aumento sostenido de las temperaturas máximas y mínimas, y un incremento de olas de calor en verano. “En Chile, tanto la precipitación como la temperatura del aire son coherentes con las proyecciones de escenarios de cambio climático en los próximos 50 a 70 años”.