Esta semana, la sesión fue dedicada a los científicos e intelectuales nacionales Humberto Maturana, Claudio Naranjo y Francisco Varela. “Esta sesión no sería posible sin el encuentro entre Humberto Maturana y Francisco Varela, y esta apertura de conciencia, el contacto con la fenomenología. Que tenemos derecho a cambiar de opinión, de irnos de un lugar sin que alguien se sienta ofendido. Esta sesión es una invitación a la apertura de conciencia”, indicó Gerardo Rivera, psiquiatra y académico de la Universidad Austral de Chile, quien dirige cada martes este encuentro.
Como cada martes, se inició con la invitación a preguntarse ¿Cómo vengo ahora? a través del chat o de manera íntima y detenerse unos minutos para realizar la meditación de bienvenida a la sesión, para luego dar la palabra al invitado, Dr. Christopher Timmermann, psicólogo, Magíster en Neurociencias y Doctor en Neuropsicofarmacología y Neurociencias, investigador asociado en Imperial College of London, Inglaterra, donde estudia el efecto de las sustancias psicodélicas en la conciencia y el cerebro humano, como también su potencial curativo, quien dictó la ponencia “Salud mental y usos terapéuticos de la sustancia psicodélicas”.
En la oportunidad, el profesional señaló: “Hay un renacimiento de la investigación en este ámbito y a mi me gustaría anclarlo al linaje de los estados alterados de conciencia de oportunidades que nos brinda, ahora que estamos con tantos desafíos existenciales. Trabajo en investigación alrededor del DMT componente de ayahuasca, algo de LSD, neurociencia, fenomenología, los efectos experienciales y la práctica y el desarrollo de ciertos modelos que son importante para avanzar sin perder el norte de por qué estamos haciendo eso. Se está revalidando el uso de estas prácticas y hay un fuerte interés de lo que se está haciendo”.
En este sentido, contó que es parte de la Fundación ECOH, que reúne a diferentes científicos para el estudio de la conciencia humana.
Además, explicó: “Las drogas psicodélicas son drogas que manifiestan la mente, que manifiestan el alma. Drogas que transforman la mente. Actualmente, existe una reapreciación de estas drogas y una validación de estas experiencias y el potencial clínico que pueden tener. Que en general la cultura de la psiquiatría y la cultura científica y la medicina en general está comenzando a ver en estas sustancias que tienen un potencial transformador. Lo que hace la experiencia psicodélica es generar un corte, donde las formas de ver y entender al mundo son puestas en una suspensión. Dentro de ese paréntesis algo nuevo emerge, que puede manifestarse a través de una visión o darse cuenta de algo importante, o una revelación de tipo mística y espiritual”.
Asimismo, dijo que: “El uso de lo psicodélico se ancla a linajes de prácticas que según la evidencia que existe es milenaria. Sustancia clásicas, DTM, LSD, la psilocibina y la mezcalina, todas estas sustancia tienen un denominador farmacológico en común, que tienen una similitud con la serotonina, encargada de muchos aspectos de la conciencia humana. Lo que hace la sustancia es que toma de rehén a este neurotransmisor (serotonina). Está presente en el cerebro y particularmente en la neo corteza. Lóbulo frontal, áreas que han sido evolucionadas con el ser humano”.
Por otra parte, clarificó que el uso de estos psicodélicos no tiene riesgos de enfermedades. Y que “después de la activación de serotonina, la activación de estas neuronas lleva a que se suelte glutamato en el cerebro, neuroquímico relacionado a la generación de sinapsis”.
Y agregó: “Con las psicodélicas está la posibilidad de adquirir algo nuevo, un aprendizaje. Una ventana de oportunidad. Pero estas tienen diversos efectos como distorsiones visuales, imaginería visual, como patrones geométricos, inmersivos, relación de estar dentro de la experiencia. Cuando no solo hablamos de patrones, sino que, al cerrar los ojos, la persona puede recordar algo del pasado o situarse en otros mundos, le llamamos imaginería compleja. También hiper asociación de ideas, generando nuevas ideas, creatividad o también puede generar otras de tipo arbitraria. Por eso es importante que alguien guie este estado. Existen cambios en la percepción corporal, como dejar el cuerpo de lado o incrementar la sensibilidad. Distorsión de tiempo. O experiencias tipo místicas, con fenómenos de tipo relevación. Y la idea de la disolución del ego, un yo que puede ser deconstruido durante la experiencia psicodélica, que tiene un punto de comunión con las prácticas contemplativas budistas, que hablan de que el sentido del yo, una identidad, es una construcción. Lo psicodélico relaja nuestras creencias. El cerebro es una maquina predictiva. Está prediciendo, construyendo modelos, haciendo que ahorre energías. Y que cada vez que nos enfrentamos a experiencias nuevas esto cambie”.
Al respecto, mostró modelos de transformación para gente con problemas de salud mental, como depresión, ansiedad, entre otros, en investigaciones que ha realizado, destacando que “desde las neurociencias lo que se ha visto en los últimos años es que lo psicodélico produce neuro plasticidad. Existen transformaciones en el cerebro. Se incrementan las neuronas y este cambio se ha visto por lo menos un mes en animales. Y en las personas, en análisis que se han hecho, dura al menos seis meses en personas con depresión”.
Sin embargo, puntualizó que lo fundamental de la terapia psicodélica es que exista un guía y un espacio adecuado donde realizar la terapia, en lo que llamó “artesanía de la experiencia”, donde facilitadores son capaces de ayudar a los pacientes a través de prácticas psicodélicas a navegar en su experiencia, ya que para que esta sea transformadora requiere de un otro como mediador, y que con esto no solo se pueden ver beneficiadas personas con enfermedades psiquiátricas sino que también personas sanas.
La sesión cerró con un espacio de diálogo y conversación entre los y las asistentes y una práctica meditativa de finalización.