Un mapa de sequías de Chile de los últimos mil años que permitirá conocer el clima del pasado y comprobar qué tanto ha cambiado hasta la actualidad, será el resultado del nuevo proyecto Fondecyt 1181956 “Un Atlas de sequías para Chile: 1000 años de cambios y variaciones espacio-temporales a través del territorio”. La iniciativa fue uno de los 19 proyectos de la UACh adjudicados en el Concurso Regular 2018 del Programa Fondecyt.
Para el Director del proyecto y académico del Instituto de Conservación, Biodiversidad y Territorio (ICBTe) de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, Dr. Carlos LeQuesne, este trabajo es posible gracias a una activa red de colaboración con instituciones como el IANIGLA de Mendoza, Argentina, y Lamont Doherty Earth Observatory – Columbia University, Estados Unidos. “Nos apoyamos en el estrecho vínculo que mantenemos con esta red para desarrollar el atlas de sequía de Chile, lo que ya se ha hecho para distintas partes del mundo, y mediante el cual podemos lograr un resultado comparable a lo realizado en otras latitudes”, afirmó LeQuesne, quien también contará con el apoyo de los investigadores Duncan Christie y Jonathan Barichivich, ambos del ICBTe, y de Juan Carlos Aravena, científico de la Universidad de Magallanes.
A través de la medición de ancho de anillos de los árboles, el académico y un equipo del Laboratorio de Dendrocronología y Cambio Global de la UACh han logrado construir una cobertura de cronologías a lo largo de Chile, la cual se densificará en este proyecto. “Este trabajo buscará espacios donde aún no se hayan desarrollado cronologías con ciertas especies de árboles para cubrirlos y tener una resolución espacial mayor. Por otro lado, existe hoy la posibilidad de acceder a datos instrumentales de mejor calidad, datos validados, me refiero a los meteorológicos. Con las bases de datos disponibles del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y de distintos iniciativas en Chile es posible comparar los crecimientos de los árboles con datos meteorológicos confiables que hace unos 15 años atrás habría sido muy difícil de recopilar”.
Distintas especies para registros ambientales
Según el Dr. LeQuesne “lo fascinante de este proyecto tiene que ver con que existe una paleta amplia de posibilidades de especies y el criterio de selección obedece a la cobertura espacial para tener una cierta densidad equivalente a lo largo del territorio”. En este sentido, se trabajará en el altiplano con la especie Polylepis tarapacana (Queñoa); en la zona central las especies utilizadas serán Austrocedrus chilensis (Ciprés de la cordillera) y Araucaria araucana (Araucaria). En la zona sur el Ciprés de las Guaitecas (Pilgerodendron uviferum) y el Coihue de Magallanes (Nothofagus betuloides) ayudarán a generar las cronologías de anchos de anillo.
El académico opinó que ve con “muy buenos ojos” los resultados que se pueden llegar a obtener, los que tendrán un impacto social, ya que “nos permitirá saber cómo fueron las sequías en el pasado y ahora en la época en que se reconoce la influencia del ser humano en el clima, lo que a su vez servirá para dimensionar los riesgos futuros”.