Más de 40 mil personas disfrutaron de las 35 murgas que se presentaron este año en la quinta versión del Carnaval de la Primavera de Valdivia. Una de esas murgas fue la de “Microorganismos acuáticos que representaron al Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile (UACh); el PAR EXPLORA Los Ríos; Taller Oso Matata de Chocolate y la Unidad de Gestión Ambiental UACh.
Una Hidromedusa, un Copépodo y un Poliqueto fueron los representantes de los microorganismos acuáticos gigantes de la región de Los Ríos construidos a base de aproximadamente 1000 botellas plásticas usando el concepto de las tres erres: reducir, reusar y reciclar. En su proceso participaron alrededor de 30 estudiantes y profesores vinculados al área de Biología Marina, Construcción, Electrónica, Conservación, Artes, Lenguaje y Comunicación.
“Creamos un grupo en facebook el 3 de septiembre para coordinar el trabajo. Se comenzó a procesar todo el material, lavar, cortar y separar. La construcción de los animales comenzó la última semana de septiembre, por lo que se trabajó en las esculturas 3 semanas. A pesar de algunos contratiempos fue posible terminar los 3 organismos de la forma que fueron boceteados al inicio”, explica Alexandra Gangas, Asistente de la Unidad Vinculación con el Medio Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas.
El copépodo calanoideo: habita el estuario del Río Valdivia, y generalmente tienen un tamaño entre 0,3 y 1,2 mm, son considerados los artrópodos más abundantes del planeta y base de la alimentación de muchos peces.
La hidromedusa (agua mala): muchas de ellas habitan las costas de nuestra región y su tamaño es de 3 a 5 cm, su grupo mantiene el equilibrio de las poblaciones del plancton y finalmente
El poliqueto (gusanos de mar): habita toda su vida nadando en la columna de agua, miden entre 0,8 y 10 cm, constituyen los organismos más abundantes de los anélidos (gusanos), algunos de ellos viven en el fondo marino y son utilizados comúnmente como cebos de pesca.
Finalmente, Alexandra comenta que esta experiencia sirvió para generar lazos y seguir trabajando juntos en el futuro en actividades similares donde no sea sino reutilizar basura para hacer cosas estéticas, sino también educativas, tanto para mostrar la biodiversidad como también para poder generar conciencia ambiental en la comunidad. “Quizás esta actividad motive a la gente a separar su basura para reciclar y así ayudar no sÓlo a la ciudad y al medio ambiente, sino además, a nosotros mismos.