En el marco de un club científico organizado por el Laboratorio de Paleoecología de la Universidad Austral de Chile, dirigido por el geólogo Dr. Mario Pino, estudiantes valdivianas visitaron la excavación paleontológica en Pilauco (Osorno), donde se han encontrado, entre otros, una posible huella humana que tendría una data de entre 14.600 y 14.400 años calendario y vestigios de un Gonfoterio, animal del Pleistoceno tardío pariente de elefantes, mamuts y mastodontes.
La visita se extendió durante todo el día, oportunidad en que las niñas de la Región de Los Ríos aprendieron las técnicas propias de sitios paleontológicos y arqueológicos. La actividad se efectuó en el marco de la puesta en marcha de un club científico, el cual se desarrolló entre el 17 de noviembre al 10 de enero.
Según indicó el Coordinador de Extensión del Laboratorio de Paleoecología UACh, Erwin González, junto con la investigación en Pilauco se han creado clubes de paleontología social en los cuales trabajan con niños y niñas de establecimientos educacionales de comunas como Futrono, Los Muermos y Paillaco. “Y en este momento acabamos de finalizar el trabajo con el Colegio Nuestra Señora del Carmen de Valdivia”, contextualizó.
Son 10 profesores que imparten las clases. En cada lugar, trabajamos con 30 niños y corresponden a alumnos de 7º y 8º básico. Se organizaron clases teóricas y prácticas durante 4 meses, que están enmarcadas en las áreas de la paleontología y arqueología. Los contenidos van desde el Origen de los Vertebrados, Dinosaurios, Origen de los Mamíferos y el Hombre hasta Monte Verde.
González explicó que la paleontología social se sustenta en los conceptos de patrimonio e identidad, y se integra con la arqueología de los primeros pobladores en América. Las personas de una localidad comprenderán mejor su origen cultural (no genético) y tendrán una mejor noción de identidad, si conocen las complejas relaciones que se dan en el paisaje en una dimensión temporal amplia (por ejemplo, como era la vegetación, el clima, la fauna extinta y actual, y el rol de los seres humanos en el pasado).
“Desde Monte Verde hasta la cultura mapuche, observamos una tradición cultural de transferencia, desde explotación de vegetales medicinales hasta cultivos intensivos. Al enseñar a niños y jóvenes paleontología social, es posible incluir paisaje actual y pasado, zoología, botánica, evolución, paleontología y nociones de identidad y patrimonio, incluso aplicar las artes y la informática. Casi jugando, se puede enseñar como funciona la ciencia en general, y de paso incorporar nociones de cambio climático y servicios ecosistémicos”, dijo.
Pero no sólo se enseña ciencia. También se puede incorporar conceptos como valor patrimonial, importancia de la cooperación y trabajo en equipo y respeto por el de los compañeros. Entonces, se propone que la identidad de una comunidad abarca más allá de su historia humana. Al instruir acerca de estos tópicos a los niños, aprovechando la dicotomía ensueño-temor por los grandes animales, se capta su atención para darles a conocer desde temprano en el aula, incluso de manera virtual, ciencia, técnica y arte, además de fomentar valores como respeto a la naturaleza, los antepasados y la solidaridad del trabajo grupal.