En el marco de la recientemente promulgada Ley de Cambio Climático de Chile, que busca disminuir los Gases de Efecto Invernadero y enfrentar la crisis ambiental, un grupo de investigadores expone su visión respecto a que los monocultivos forestales son desestimados por esta ley en cuanto a su potencial rol frente a estos desafíos, planteando escenarios en que éstos podrían ser considerados relevantes. Un tema necesario de analizar considerando la superficie de plantaciones en el centro sur del país, casi todas hoy monocultivos de especies exóticas, y la necesidad de que futuras plantaciones se desarrollen bajo esquemas diferentes y en forma diversificada.
Es así como Pablo Donoso H., académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile; Daniel Soto, de la Universidad de Aysén; Celso Navarro, de la Universidad Católica de Temuco; y Yasna Rojas, del Instituto Forestal, analizaron el rol que las plantaciones, bajo una buena gestión, pueden tener para enfrentar los desafíos del cambio climático.
“La ley propone la mitigación del cambio climático a través de soluciones basadas en la naturaleza como sumideros de carbono (los árboles y suelos absorben más carbono del que liberan) en bosques nativos y plantaciones con especies nativas, pero desalienta los monocultivos”, señalan en una carta publicada en la revista Science.
–Ver carta en este enlace https://www.science.org/doi/10.1126/science.ade7898-
Para los científicos esto no es extraño, pues indican que se debe a efectos negativos asociados a las principales plantaciones del país: Pinus radiata y Eucalyptus spp. “Las plantaciones formadas por estas especies están asociadas con la degradación ambiental que ocurre cuando cubren paisajes continuos donde los árboles son talados y replantados en rotaciones cortas (menos de 25 años). También han causado daños sociales como pobreza rural y conflictos con los pueblos indígenas”, añaden.
En opinión de los expertos, sin embargo, de existir una mejor gestión de las plantaciones éstas sí podrían maximizar sus beneficios, pero para ello proponen una lista de cambios necesarios de abordar: “Los árboles deben plantarse de acuerdo con un programa de rotación ampliado y, en lugar de talas completas, algunos árboles o grupos de árboles deben conservarse y dejarse envejecer. Las plantaciones deben incluir especies nativas de crecimiento rápido e incorporar una variedad de especies (plantaciones mixtas) en lugar de una sola. Casi todas las plantaciones comienzan como monocultivos por razones financieras, pero su diversidad y sumideros de carbono deberían incrementarse dentro de varias décadas”.
Teniendo en cuenta estos puntos, son claros en afirmar que “las plantaciones que cumplan con algunos de los criterios anteriores deberían ser reconocidas en la Ley Marco de Cambio Climático como beneficiosas”.
La carta finaliza explicando que debido a que en Chile las plantaciones contribuyen con casi toda la absorción de carbono a través de los productos de madera aprovechada y que además están consideradas en el plan nacional de reducción de emisiones y adaptación a los impactos climáticos, la nueva ley no puede descartarlos de su futura planificación estratégica.
“En cambio, la ley debe proveer una guía que permita al sector de las plantaciones hacer la transición a estándares que satisfagan de mejor manera las necesidades de mitigación asociadas con las metas del cambio climático”, relata el documento.