En Perú más del 70% de las instituciones educativas públicas de nivel primaria son rurales y el 84% de sus estudiantes se trasladan a pie durante un promedio de media hora para llegar hasta sus colegios. Es esta situación la que los artistas Luis Centurión y Dalia Espino, ambos de nacionalidad Peruana quisieron plasmar en el proyecto denominado La Escuela de Jhon, iniciativa que nace en el año 2015 tras un viaje personal de uno de los artistas en busca de una escuela construida por un familiar y que después de días de viaje en el interior de la zona de Palcamayo, Junín (Perú) se encuentra con el establecimiento educacional “Mario Reyes Soto” una pequeña escuela rural unitaria alejada de todos los distritos y compuesta por solo tres alumnos de distintas edades.
Para los artistas este descubrimiento, los llevó a conocer una realidad distinta que habla sobre las limitaciones y carencias, pero además retrata el valor y empeño de los estudiantes, profesores y padres de familia que luchan a diario para cambiar la sombría realidad de las escuelas rurales. Según aclaró Centurio, la muestra es una especie de homenaje a este primer encuentro, que impulsó también a conocer otras siente escuelas del área y dar cuenta de las vivencias de los chicos que allí estudian. “La exposición lleva el nombre de Jhon Tinoco Villegas, un alumno del caserío de Cocón, quien fue el punto de partida del proyecto, su historia de vida nos impulsó como adultos a colocarse en su lugar y darnos cuenta que se necesita hacer un giro, un enfoque más profundo en los niños y en especial en la educación básica, ya que a partir de allí es donde se realiza el verdadero cambio en la sociedad.”
Por su parte la curadora de la muestra Dalia Espino, indicó que la exhibición actúa como una especie de documento de estas siete escuelas, las cuales se presentan a través de retratos fotográficos de dispuestos a 1, 30 M del suelo que es el promedio de atura que tienen los niños. La idea es que el visitante se agache y realice ese gesto de contacto y de prestar atención.
Espino hizo hincapié en que la exposición apunta a comentar una realidad muy poco hablada en Perú, pero no desde una perspectiva melancólica. “Las historias que contamos no son tristes, a los niños no hay que tenerles pena, hay que agacharse, mirarlos de frente e intentar ayudar como uno pueda,” manifestó.
La Escuela de Jhon, también aborda el tema de la deserción escolar al que muchos de estos niños se ven obligados en busca de mejoras económicas para sus familias. “Es una llamada de atención, la idea que no hayan niños que abandonen la educación y por lo mismo se le debieran dar todas las facilidades posibles para que al menos terminen la educación primaria,» aclaró Centurión.