Por primera vez en condiciones de invierno, científicos nacionales instalaron dos sistemas de monitoreo oceanográficos (anclajes) en el sector de Punta Santa Ana, en el Estrecho de Magallanes, y en la desembocadura de Bahía Yendegaia, en el Canal Beagle, para obtener mediciones del agua continuas en profundidad durante un año. La maniobra fue realizada por un grupo de 17 científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile durante su segunda campaña oceanográfica, que se desarrolló entre el 18 y 28 de julio.
En la expedición también participaron investigadores del Instituto Antártico Chileno (INACh), la Universidad de Concepción (UdeC), el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP) y el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) de Argentina.
Los anclajes recolectarán información de la temperatura, salinidad y oxígeno del agua en profundidad. En el caso de Bahía Yendegaia, además, el fondeo está asociado una trampa de sedimento que medirá el flujo de materia particulada durante un año. Gracias a ello, los científicos podrán determinar la variabilidad estacional de las características físicas, químicas y biológicas de las masas de agua de dos áreas de alta relevancia científica en la región de Magallanes.
Paralelamente, en las cercanías del anclaje de Punta Santa Ana, en cooperación con el Parque del Estrecho Magallanes, se instaló una estación meteorológica que permitirá establecer la relación entre la atmósfera y lo que sucede en la columna de agua.
“Esta expedición marca el compromiso del Centro IDEAL para incrementar el conocimiento científico de los sistemas marinos de la región de Magallanes”, asegura el Director del Centro IDEAL, Dr. Humberto González.
La información obtenida ayudará a los investigadores a entender la dinámica oceanográfica de los mares más australes de Chile.
Munida gregaria, el eslabón clave
En primera campaña del Centro IDEAL, realizada en octubre de 2016, los investigadores observaron que Munida gregaria, un crustáceo conocido comúnmente como “langostino de los canales” era una especie clave en los sistemas marinos de los fiordos australes y el Canal Beagle. A través de experimentos realizados a bordo de la embarcación, en esta campaña, los científicos estudiaron su abundancia, fisiología y función en el ecosistema marino.
“En los fiordos australes, la munida es el alimento de ballenas, peces, aves y posiblemente otros invertebrados marinos, por lo que podría jugar un rol similar al del krill en la Antártica”, concluye el jefe de la expedición, Dr. Ricardo Giesecke.