Gracias al proyecto DID S-2017-38 “Determinación de un sistema de predicción para raleo en bosques renovales de Roble – Raulí – Coigue en la Región de Los Ríos” se podrá conocer cómo eran estos bosques antes de la realización de un raleo y los efectos que produjo en los remanentes esta intervención.
La responsable de esta iniciativa es la Dra. Alicia Ortega Zúñiga, académica del Instituto de Bosques y Sociedad de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, quien explicó el contexto en el que surge este proyecto. “Hace años se construyó un simulador de Nothofagus para roble-raulí-coigue, éste es un simulador de rendimiento donde también se puede cubicar por productos forestales, entrega tablas de rodal y de rendimiento, pero también otorga funciones de ahusamiento, es decir, recorre el tronco para obtener distintos productos definidos previamente”.
Sin embargo, para el equipo que creó esta herramienta estaba pendiente la incorporación del manejo de bosques en el simulador. “Este simulador es el único que existe de este tipo a nivel nacional, por lo tanto es relevante su mejora, siendo necesaria la actualización del lenguaje y compatibilidad con otros sistemas operativos, además de la incorporación de plantaciones de roble-raulí-coihue, ya que está creado solamente para renovales altamente productivos, donde hay una clara dominancia del Nothofagus. Entonces lo que deseamos es modelar el efecto del manejo, específicamente del raleo, y para eso se van a volver a medir algunas unidades de ensayos o respuesta a raleos operacionales que hayan ocurrido en este tipo de bosque”, explicó la académica.
Este mismo aspecto significó un problema con el simulador original. “Teníamos muy poca información que sirviera para modelar respecto a raleos ocurridos hace tiempo. Hay que tener en cuenta que el efecto del raleo no es inmediato. Sí hay efecto matemático inmediato, se saca un número de árboles, se dejan remanentes; pero existe un efecto biológico en estos remanentes que puede durar muchos años, dependiendo de cuán intenso fue el raleo, de la oportunidad en que se hizo y del tipo de árboles que fueron extraídos”.
Si bien, algunos plantean que ya no quedan renovales jóvenes donde realizar manejo para que los remanentes muestren un efecto importante, existen silvicultores que opinan que en la práctica, aunque los renovales tengan sobre 50 años, sí existe un efecto del raleo. “Eso es lo queremos cuantificar”, señala Ortega.
“Se espera estudiar raleos ocurridos hace 10 o 20 años, porque a través de los anillos de crecimiento de los árboles podemos reconstruir cómo fue el efecto, cuándo empezó a ocurrir este efecto, cuánto duró y cuán intenso fue”, comentó.
Uno de los sitios escogidos para este estudio es el predio Llancahue, donde existe un sector con raleo operacional y otro con ensayo de raleo. “A través de los tocones (parte del tronco que queda del árbol extraído) podemos reconstruir cómo era el bosque antes del raleo. Esta información es importante para modelar, para saber la intensidad del raleo y otras variables”.
Además de la profesora Ortega, trabajan otros dos profesionales del área de la biometría, el académico de la UACh, Dr. Guillermo Trincado y Salvador Gezan, profesor de la Universidad de Florida, Estados Unidos, quien también participó en el simulador original y que actualmente se encuentra trabajando en este tema con dos estudiantes de postgrado de esa casa de estudios.