Para formar profesionales de excelencia no solo es imperativo contar con buenos (as) académicos (as) y estudiantes comprometidos (as); también es importante que la infraestructura y espacios físicos estén a la altura de una formación de calidad. Leer columna de opinión en El Diario Austral.
Si bien en este último tiempo las universidades han dejado de ocupar físicamente sus instalaciones debido a la pandemia de Covid-19, en el silencio de los campus, los equipos técnicos han aprovechado de mejorar y adecuar su infraestructura.
La Universidad Austral de Chile ha trabajado en ello fuertemente, adecuando sus edificaciones y llevando adelante un desafiante plan de inversiones. Para tal efecto, nuestros profesionales han debido replantearse muchos elementos que interactúan e impactan los proyectos de infraestructura. En este escenario, nuestra Universidad ha pasado rápidamente al plano de las acciones considerando una serie de medidas en los edificios en construcción que van más allá de la proactividad, sino que responden a una necesidad de adaptación.
Dentro de las medidas más necesarias estará el distanciamiento físico y aquí como Universidad Austral de Chile tenemos una gran ventaja que quisiera compartir: la Región de Los Ríos cuenta con 8 m² por estudiante. Este indicador es muy relevante, porque es la institución de educación superior que más aporta en este indicador a nivel regional, lo que significa en la práctica, una mayor disponibilidad de infraestructura por cada alumno matriculado, seguida por las regiones de Atacama, con 6,9 m² por estudiante y Magallanes con 6,4 m² por estudiante, según la información entregada por el (Servicio de Información de la Educación Superior SIES, 2019).
En esta línea además estamos construyendo 11.200 m², en cuatro edificios corporativos: Edificio de Filosofía y Humanidades, Centro Náutico, Ampliación Gimnasio Miraflores y Edificio Pabellón Docente. A esto se suman los edificios que están en etapa de diseño por aproximadamente 28.000 m².
La nueva infraestructura y los atributos descritos son un aporte efectivo al momento de ofrecer las mejores experiencias de aprendizaje in situ en forma más segura, porque sabemos que nada reemplazará el contacto directo, enriquecedor y la interacción social que favorecen nuestros espacios físicos e infraestructura.