Los suelos derivados de ceniza volcánica (andisoles o andosol, localmente llamados trumaos) cubren más de 120 millones de hectáreas en todo el mundo, representan alrededor del 1% de los suelos de la Tierra y sus características únicas permiten que los cultivos alcancen rendimientos potenciales en condiciones climáticas favorables.
Este es uno de los focos que presenta el artículo “Short-term effects of compaction on soil mechanical properties and pore functions of an Andisol” publicado en la revista Soil and Tillage Research.
Esta revista es una de las más importantes en su área con un índice de impacto de 5,37 que la posiciona en lugar 6 de 43 publicaciones de la misma área. La primera revista del área es Soil Biology & Biochemistry, con un índice de impacto de 7,61.
Trabajaron, de manera colaborativa, investigadores e investigadoras de Alemania, Estados Unidos, Países Bajos y Chile en este artículo que tuvo como objetivo evaluar los efectos a corto plazo de la compactación del suelo sobre la calidad física de un andisol, para lo cual se realizaron mediciones de campo y análisis en laboratorio para monitorear los cambios en la calidad física del suelo después de los eventos de compactación.
Estos experimentos se efectuaron en el FONDECYT 1191057 “Assessing the effect of the physicochemical quality of a volcanic ash soil on pasture productivity and soil”, cuyo investigador responsable es el Dr. José Dörner, académico del Instituto de Ingeniería Agraria y Suelos (IIAS) de la Universidad Austral de Chile.
La degradación física del suelo debido a la compactación es una preocupación importante en todo el mundo y se considera una de las principales amenazas para la producción sostenible de cultivos y las funciones ecológicas del suelo.
En ese con contexto, el Dr. José Dörner, quien es el autor de correspondencia del artículo y actual Decano de la Facultad de Ciencias Agrarias y Alimentarias de la UACh, destacó que “esta investigación nos permitirá conocer en qué medida la densidad aparente de los andisoles se puede manejar para aumentar la disponibilidad de agua para las plantas sin que existan restricciones de aireación en el suelo o excesiva resistencia mecánica. Esto es posible solo gracias a la baja densidad aparente de los andisoles y al alto contenido de materia orgánica que estos suelos tienen”.
De igual modo, para la Directora del IIAS y otra de las autoras, Dra. Susana Valle, es relevante analizar con mayor detalle hasta qué punto el cambio en la densidad aparente, que es uno de los indicadores de salud/calidad del suelo más ampliamente usado en el mundo, afecta otras funciones de los mismos, antes de llegar a degradar el recurso, esencial no sólo para la seguridad alimentaria, sino también para sostener la biodiversidad, filtrar y almacenar agua y la captura de carbono.
El Dr. Daniel Uteau, de la Universidad de Kassel, también autor, destacó que se hicieron mediciones en el marco de la Beca Alexander von Humboldt, lo que permitió que se “trajeran muestras desde Chile a Laboratorio de Suelos nuestra universidad para hacer mediciones en instalaciones que solo están disponibles en esta institución”.
Por otra parte, agregó que científicamente es “muy interesante estudiar los suelos volcánicos, porque en Alemania son prácticamente inexistentes. Estos suelos tienen propiedades físicas que son completamente distintas a las que conocemos y eso lo hace un desafío muy interesante”.
Más sobre la publicación
Los andisoles son conocidos por su capacidad para almacenar una gran cantidad de materia orgánica, lo que permite que sean suelos con baja densidad aparente, o sea, pueden almacenar una gran cantidad de agua.
Sin embargo, debido a su compleja porosidad, se sabe poco acerca de cómo un aumento (p. ej., debido a la compactación del suelo después de la labranza) afecta el agua disponible para las plantas (agua retenida entre la capacidad de campo y el punto de marchitez permanente), la resistencia a la penetración del campo, el aire conductividad y tensión de precompresión.
Entre las conclusiones de este estudio, se demuestra que la combinación de mediciones de campo y laboratorio brindan una mejor comprensión de los procesos de deformación después de la compactación del suelo y cómo estos procesos afectan los procesos de transporte de aire y el aumento de la resistencia mecánica, pero que al mismo tiempo incrementan el volumen de agua disponible para las plantas.
Autores del texto
Los(as) autores(as) del artículo desde la Universidad Austral de Chile y del Centro de Investigación en Suelos Volcánicos (CISVo) son los siguientes académicos(as): Dr. José Dörner, Dra. Susana Valle, Dra. Dorota Dec, Dr. John Clunes y Dra. Lorena Lagos, todos del Instituto de Ingeniería Agraria y Suelos de la Facultad de Ciencias Agrarias y Alimentarias.
De la UACh es también autor el Dr. Felipe Zúñiga, académico del Instituto de Bosques y Sociedad de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales. Participó también el Ing. Agrónomo Sebastián Bravo, quien hoy estudia un postgrado en Wageningen University and Research.
Los otros autores son la Dra. Marte Stoorvogel del Royal Netherlands Institute for Sea Research (NIOZ); el Dr. Rainer Horn y el Dr. Christian Albrechts de la Universidad de Kiel, el Dr. Daniel Uteau de la Universidad de Kassel y el Dr. Ole Wendroth de la Universidad de Kentucky.
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