Desde el año 2010, el Profesor del Instituto de Conservación, Biodiversidad y Territorio de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, Dr. Andrés Iroumé y su equipo, han estudiado los ríos afectados por desastres naturales. Uno de sus principales focos han sido los impactados por la erupción del volcán Chaitén, ocurrida en 2008. Si bien los estudios de estos procesos de cambios son largos, los investigadores consideran haber aprendido bastante en estos años y ahora un nuevo proyecto Fondecyt pretende hacer lo mismo a raíz de la erupción del volcán Calbuco.
“Cuando ocurre una erupción los canales de los ríos reciben una cantidad enorme de sedimento, que corresponde a la ceniza y flujos derivados de la erupción. Esto provoca que los ríos deban ajustarse, lo cual tiene un efecto. Por ejemplo, luego de la erupción del volcán Chaitén, el río pasó a través de la ciudad, cambiando totalmente el curso y afectando a los pobladores, de hecho la ciudad tuvo que ser evacuada”, explica el Dr. Iroumé.
Frente a este escenario, el equipo se propuso estudiar con qué velocidad evoluciona el río, si aún existe sedimento o no y si éste va a seguir en movimiento. Esto, con el principal objetivo de entregar información a los tomadores de decisiones: el Ministerio de Obras Públicas.
Los procesos son largos –advierte el profesor Iroumé- pero opina que lo aprendido sobre el volcán Chaitén puede ser útil para entender lo que sucederá en los ríos afectados por la erupción del volcán Calbuco, y éste es el origen del proyecto Fondecyt N°1170413 Impactos morfológicos en ríos afectados por erupciones volcánicas. Chaiten y Calbuco: ¿alteración similar, pero diferente evolución fluvial? (PIROFLUV).
En ambos casos el origen del problema son erupciones volcánicas, pero los ríos son diferentes, por lo que los investigadores no saben aún si se comportarán de forma similar al Chaitén, y eso es lo que para el profesor Iroumé será interesante de estudiar. “Un río nunca está estable, pero hay una cierta estabilidad dinámica. El río evoluciona, se ajusta a este equilibrio entre disponibilidad de sedimento, la energía que tiene para movilizarlo y, claramente, las lluvias tendrán un rol significativo durante los próximos años”, explica.
Trabajo en terreno
Para estudiar la morfología de los ríos, el equipo utiliza fotografías de google earth de un área determinada observando la condición de la cuenca antes y después de la erupción. Esa información se compara con la cartografía digital de la cubierta vegetal, para luego definir qué tipo de bosques fueron destruidos, cuáles son los volúmenes de la madera, cómo el río fue cambiando. “Tenemos una visión a gran escala y esa información también nos permite seleccionar los puntos a trabajar más en detalle”.
Hoy día también se utilizan drones para hacer vuelos a menor altura y obtener fotografías. “Podemos generar modelos de elevación de terreno que son equivalentes a los mapas topográficos, pero en este caso en tres dimensiones, con una resolución muy alta por lo que contamos con un gran nivel de detalle”, señala. Estas fotos permiten guardar un registro y volar nuevamente en campañas siguientes para observar los cambios en la zona. “La ventaja es que podemos cubrir una superficie muy grande con drones. Esta labor va acompañada con un trabajo intenso en terreno, ya que la fotografía obtenida del dron debe georreferenciarse y para eso usamos GPS de alta resolución que nos permite tener imágenes de terreno”.
Como co-investigadores participarán en este proyecto de tres años de duración el Dr. Galo Valdebenito, académico de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la UACh; Dr. Bruno Mazzorana, de la Facultad de Ciencias de esta misma casa de estudios y Dr. Luca Mao, de la Pontificia Universidad Católica de Chile.