En los anillos de los árboles se esconde la clave para entender el clima del pasado. Por eso, durante una década, un grupo de científicos chilenos y argentinos estudió 15 mil árboles de Sudamérica para reconstruir el clima de los últimos seis siglos. Sus resultados, además de ayudar a entender cómo ha sido el clima del planeta, entregan nueva evidencia sobre cómo el centro de Chile seguirá secándose de a poco.
El pasado del planeta está escrito en el idioma de los árboles. Por ejemplo, en el de queñoa, un árbol altiplánico del tamaño de un arbusto, deforme, que parece un cúmulo de brazos retorciéndose sobre sí mismos. Es el árbol que vive a mayor altura de todo el mundo y su tronco guarda las huellas de esa sobrevivencia extrema. En el ancho de sus anillos, que se van formando a medida que crece, se puede descubrir la falta de agua que ha sufrido cada año. Por eso, es una de las 12 especies que un equipo científico de Chile y Argentina estudió para entender cómo ha sido el clima de los últimos siglos.
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