En un breve ensayo de 1795, titulado Hacia la paz perpetua, el filósofo alemán Immanuel Kant sostiene que para alcanzar una paz duradera los estados deben subordinar sus intereses individuales a un sistema jurídico universal. Se trata de garantizar unos “derechos innatos e inalienables, que son necesariamente inherentes a la humanidad”. Kant aboga por una constitución política basada en la libertad de los miembros de cada sociedad, en la sujeción de todos a una legislación común y en la absoluta igualdad entre sus ciudadanos. Si bien estas ideas conforman el corazón de las democracias modernas, las tensiones y brechas no han dejado de crecer en todos los ámbitos.
En 1981 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el Día Internacional de la Paz, que a partir de 2001 se conmemora cada 21 de septiembre. Este día se propone no solo como un momento para discutir cómo promover y mantener la paz entre los pueblos, por encima de sus legítimas diferencias, sino también como un período de 24 horas de alto el fuego entre grupos y países en conflicto armado. Este año, donde Ucrania se ha convertido en el teatro de operaciones de las superpotencias, esta aspiración común se hace aún más relevante.
Sin embargo, lograr una paz duradera –como proponía Kant– implica mucho más que deponer las armas. Requiere la construcción de una sociedad donde todos sus integrantes puedan desarrollarse en libertad, erradicando toda forma de discriminación. Por ello, Naciones Unidas estableció como lema para este 2022: “Pon fin al racismo. Construye la paz”. El Secretario General, António Guterres de Oliveira, afirmó: “El racismo sigue envenenando las instituciones, las estructuras sociales y la vida cotidiana en todas las sociedades”.
La paz, en tanto ideal que supera fronteras, será posible cuando seamos capaces de desterrar toda forma de racismo, xenofobia e intolerancia. Ninguna de nuestras convicciones, ya sean filosóficas, políticas o religiosas, debe interponerse en la aspiración de convivir en solidaridad y justicia. Sobre estos pilares debe edificarse una nueva constitución para Chile. Un pacto social que escuche todas las voces y aborde las causas profundas de la desigualdad.