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Luego de meses de arduo trabajo, el grupo de científicos del Laboratorio de Biotecnología Médica UACh, liderado por el Dr. Alejandro Rojas, ya ha puesto a disposición los avances “del anticuerpo de alpaca más fuerte del mundo para el combate contra el coronavirus”, señala el investigador.
«La naturaleza nos ha dado un regalo que es que los anticuerpos de las llamas y los camélidos son más simples que los anticuerpos de otros mamíferos. Esto hace que nosotros podamos extraer la información genética con una gota de sangre muy pequeña del animal, para posteriormente aislar ese gen y producirlo de forma infinita en biorreactores. Y ahora, dentro de los 30 anticuerpos de alpaca que hemos seleccionado, tenemos uno extremadamente bueno», explica.
El científico agrega que “la medición de las características del anticuerpo lo realizamos a través de una técnica rápida y robusta conocida como termoforesis en Alemania, donde obtuvimos que el nanoanticuerpo desarrollado en el laboratorio UACh es el que tiene mayor afinidad hoy en día para detectar la proteína viral de superficie”.
Antiviral
Lo que se ha propuesto el equipo con los anticuerpos de la alpaca bautizada “BUDA” es “generar una herramienta que pueda ser utilizada como inhalador vía nasal y como consecuencia que recubra el pulmón por dentro con una molécula que es capaz de neutralizar el virus del Covid-19. Con esto evitaríamos que el virus se replique de forma eficiente y lograr que el sistema inmune del individuo responda. Con este tratamiento, el anticuerpo haría frente al virus, no eliminándolo por completo, pudiendo las personas tratadas crear más anticuerpos que a la larga ayuden en su inmunidad”, destaca el científico.
Y explica que “el coronavirus tiene como unas coronitas, superficie en la cual tiene unas proteínas grandes, como puntiagudas que se le llaman espigas. Esa parte del virus es la que se pega a la célula humana y entra. El anticuerpo desarrollado por nosotros justamente se pega fuerte a esa parte del virus, por lo que lo más probable es que bloquee la capacidad del virus a entrar en la célula. Entonces, a alguien que tiene el virus y que está empezando a cursar una infección, se le podría agregar una alta cantidad de anticuerpos en el pulmón, y el virus que iba a infectar a otras células e iba a agravar la enfermedad, no lo pueda hacer, porque una vez que sale al espacio del epitelio pulmonar, se bloquea.”
Pasos a seguir
Respecto a cómo continuará el trabajo del laboratorio, el Dr. Rojas indica que “ahora estamos trabajando con un grupo de científicos de Canadá, para que nos den las características neutralizantes del anticuerpo, es decir, saber cómo está herramienta es capaz de neutralizar el virus, dado que nosotros tenemos antecedentes preliminares, lo que estamos canalizando para una segunda publicación”.
El Dr. Rojas comenta que “lo que sigue es generar la humanización de los anticuerpos para que el sistema inmune del ser humano no lo reconozca como algo externo, sino que sea invisible, para luego llevarlo a clínica, dado que, si ya tenemos certeza de que el virus humanizado logra neutralizar el virus, lo siguiente es hacer un fármaco y aplicarlo, produciéndolo como inyectable. Luego, si la autoridad sanitaria lo solicita, hacemos una prueba de seguridad en ratones, evaluando que las condiciones y concentraciones aplicadas no generen daño al animal, y a partir de este punto generar pruebas clínicas compasivas, que es cuando los pacientes están muy graves y se entiende que no hay nada que se pueda hacer. Ahí uno puede optar por tecnologías que no están 100% probadas para su funcionamiento, pero si para su seguridad”.
Pero ante todo esto, manifiesta el profesional, el financiamiento para poder llevar a clínica es una limitante, y sostiene que “para lograr la producción del anticuerpo en condiciones GMP (Good Manufacturing Practice), estamos hablando de alrededor de 500 mil dólares. Luego el testeo con animales costaría otros 500 mil dólares, y el estudio clínico que cotizamos para hacerlo en Valdivia, tendría un costo de al menos 1 millón de dólares, o sea, necesitamos cerca de 2 millones de dólares para hacer pruebas y ensayos clínicos”.
“Este es un tema de importancia global y nacional porque lo que lo ideal sería encontrar apoyo económico en los Ministerios u otras organizaciones, o vincularnos directamente con farmacéuticas que quieran tomar este desafío”, finaliza.