Ad Portas a un cambio de laboratorio, que triplicará en metros cuadrados al existente, el Dr. Ignacio Moreno, del Instituto de Ciencias Químicas de la Facultad de Ciencias de la UACh, hizo un repaso de los hitos y aportes relevantes en más de una década de trabajo del Laboratorio de Polímeros que conduce.
El investigador recuerda que no fue fácil conseguir los fondos, pero gracias a las autoridades universitarias de la época, pudo levantar el año 2002 un laboratorio, cuyo primer objetivo era generar ciencia de excelencia, partiendo desde cero.
Ya instalados en las dependencias, que se encuentran en el borde del Jardín Botánico, frente al río Cau Cau, el Dr. Moreno fue formando un equipo multidisciplinario, con importantes aportes de científicos de la Facultad de Medicina, cuya alianza ha sido muy fructífera en los últimos diez años, así como colaboradores externos, personal contratado con cargo a diferentes proyectos, y relaciones internacionales sólidas.
Stopped Flow Reactor que analiza la cinética de los procesos de ensamblaje molecular.
Si bien el equipo multidisciplinario formado, con estudiantes de diferentes carreras y grados, ha sido la fortaleza del Laboratorio de Polímeros que ha permitido el levantamiento de una disciplina, la Química Supramolecular Aplicada y Nanociencias, aún faltan mecanismos que permitan estabilizar y visibilizar dicha disciplina institucionalmente. «Fracasamos en un intento de generar un programa de postgrado en la disciplina, principalmente por la falta de académicos en el área. Subsanar esto requiere alinear voluntades dentro de nuestros Institutos, para lo que se requieren esfuerzos de comunicación», señaló Moreno.
Para el Director del Laboratorio de Polímeros, uno de los aspectos fundamentales que valora, es el continuo paso de estudiantes por su área de trabajo. «Acá hemos recibido estudiantes de enseñanza media, pregrado, magister, doctorado y postdoctorados, los que se vienen a empapar de conocimiento y que también transmiten a sus compañeros, porque siempre cuidamos que antes que nos dejen, ya otro grupo esté iniciando sus labores», sostuvo. El investigador resalta la elevada autoestima con que los estudiantes dejan la Universidad tras su paso por el Laboratorio, donde su aprendizaje se plantea desde su integración en un equipo de trabajo en pos de un objetivo común que hacen suyo, por el que luchan, y por el que desarrollan sus mejores talentos.
Proyectos emblemáticos
El primero de los proyectos mencionados por el profesor, es el que permitirá alimentar a través del pellets a larvas de peces, cuyas bocas miden la décima parte de un milímetro, con lo que se ocuparán técnicas de microencapsulación. El segundo, es la creación de semilleros fabricados a base de polímeros biodegradables para cultivar almejas. Estas «bateas» se degradan a medida que la especie va creciendo, para finalmente terminar desapareciendo, evitando cualquier tipo de contaminación.
Semilleros fabricados a base de polímeros.
Y quizás el proyecto más emblemático y que ya está siendo utilizado en personas es el de las obleas esponjas, unos nuevos materiales con capacidad inductora de regeneración de la piel de heridas crónicas. El desarrollo del dispositivo está pensando para personas que sufren de pie diabético y de úlceras venosas, con excelente resultados.
Se han probado en 16 pacientes, los que han evidenciando una mejora en unas cuantas horas. «Uno de ellos nos señaló que después de años de sufrimiento por las heridas, después de 48 años con el dispositivo, se pudo volver a sentar a la mesa con su familia y otra persona que sufría por el olor desagradable de su herida, también pudo mejorar mucho su calidad de vida, volviendo a su rutina diaria», señaló el Dr. Moreno.
El investigador, en este último punto, quiso resaltar la importancia de contar con investigadores de la Facultad de Medicina y de la Facultad de Veterinaria, que han permitido acelerar los procesos y mecanismos para finalmente llegar a las pruebas clínicas en pacientes en tiempo récord.
Moreno sostuvo que las tres investigaciones tienen el potencial para lograr su transferencia real a la comunidad y adopción por parte de la sociedad, generando una mejora social real. «Este es nuestro norte: los productos que generamos, basados en conocimientos en muchos casos obtenidos a través de nuestras propias investigaciones en ciencia básica, son sometidos a un proceso de empaquetamiento, y destinados a una mejora en la calidad de vida de las personas, resolviendo problemas o aprovechando oportunidades. Estas mejoras se articulan a través de los diferentes servicios públicos, como en el caso de los productos para salud humana, o a través del sector productivo. Algunos de estos productos tienen que pasar por el lento proceso de patentamiento», sostuvo.
Nuevo laboratorio
El Laboratorio de Polímeros, pasará de una casa de 70 metros cuadrados, a un recinto de más de 300 metros cuadrados en el ex Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas, el que está siendo completamente refaccionado para albergar a los investigadores.
El Dr. Moreno, señaló «que a mucha gente le puede extrañar que consigamos estas cosas, pero nosotros somos parte de este desarrollo. Yo me podría sentar y pedir un laboratorio que cueste 400 millones de pesos, sin conseguirlo, o proponer gastar 40 millones e implicarnos activamente en el proceso de remodelación o construcción, minimizando así los costos; si nos quedáramos esperando, nunca lograríamos nada», recalcó.
Dr. Ignacio Monero, en la remodelación de las ex dependencias del ex Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas.
El docente aprovechó la oportunidad de agradecer a la Facultad de Ciencias, en particular al Instituto de Ciencias Químicas, al Instituto de Farmacia, y al Instituto de Bioquímica y Microbiología, así como a la Facultad de Medicina, Vicerrectoría Académica, Austral Incuba, Dirección de Investigación y Desarrollo, y a la Dirección de Servicios. «Hemos realizado un trabajo titánico durante una década, con mucho esfuerzo y sentido de compromiso por parte de todos los integrantes del equipo, incluidos los estudiantes, y los resultados que ahora nos llenan de satisfacción no hubieran sido posibles, sin el decidido apoyo de diversas personas, de los colegas del Instituto de Ciencias Químicas que siempre han facilitado nuestras labores y el cumplimiento de nuestros compromisos, de las autoridades que han sabido ver en nuestras propuestas una oportunidad de desarrollo para la Institución, y de las diferentes Unidades que con comprensión y complicidad nos han abierto el camino para obtener nuestros logros. Este apoyo es fundamental para que nuestro laboratorio siga creciendo y produciendo, que es lo que todos esperamos» finalizó.
Los integrantes del grupo de nanociencias son: Ing. Carlos Morales, Dr. Miguel Concha, Dra. Alejandra Vidal, Dra. Sandra Orellana, Dr. Felipe Oyarzún, Dr. Marcelo Muñoz y Dr. Ignacio Moreno Villoslada, más otros profesionales que han demostrado un elevado grado de compromiso, que serían innumerables de mencionar.