Como cada año, la Alianza Mundial pro Lactancia Materna (WABA por sus siglas en inglés), junto a la OMS y UNICEF, celebran la Semana Mundial de la Lactancia Materna, este año conmemorada entre el 1 y 7 de agosto, con el lema “Lactancia Materna: Fundamento de la vida”. Y que, como Región de los Ríos y Comité Regional de Lactancia Materna, al cual pertenecemos desde sus inicios, conmemoramos con diversas acciones durante todo el mes de agosto. En este contexto, invitamos a la comunidad universitaria a reflexionar en torno a nuestras acciones favorecedoras y obstaculizadoras de esta importante y primera práctica fomentadora de la salud a lo largo de la vida.
La lactancia y el amamantamiento forman parte de un evolucionado sistema de alimentación y crianza, que en el ser humano ha sido esencial para la supervivencia de la especie, así como para su alto desarrollo alcanzado; asegurando la nutrición más adecuada para el individuo en las cruciales y críticas primeras etapas de la vida.
La OMS la reconoce como la forma natural de alimentación, que contribuye al adecuado desarrollo físico, emocional, intelectual y psicosocial de niños/as, previniendo enfermedades como infecciones respiratorias, obesidad, enfermedades crónicas como diabetes, enfermedad celíaca, enfermedades intestinales crónicas y algunos tipos de cáncer de la niñez. El acto de mamar, proporciona nutrientes en calidad y cantidad adecuados para el crecimiento y desarrollo de niños/as, especialmente de su sistema nervioso. Así también y no menor, es su efecto en estimular un adecuado desarrollo facial y oral. Por su parte, la madre que da pecho tiene menos hemorragias postparto, menos cáncer de mamas y de ovario, y se protege contra la osteoporosis, desarrolla una mejor vinculación con su hijo/a y mejora su autoestima.
Como se mencionó, la lactancia materna ofrece múltiples beneficios y la prolongación de este proceso, idealmente de forma exclusiva por 6 meses y complementaria con otros alimentos hasta los 2 años, es una medida eficiente, económicamente viable y de gran beneficio humano.
La lactancia favorece la adaptación y el aprendizaje en las conductas iniciales de la vida, así como el desarrollo de los sistemas vinculares, esenciales para la supervivencia, convivencia de los individuos y la cohesión de sus grupos sociales. Por lo anterior, la lactancia forma parte de un sistema de crianza que ha sido fundamental para el desarrollo del ser humano en lo biológico, sicológico y social; enriqueciendo la vida familiar y la sociedad en general.
“La inmensa mayoría de las mujeres están preparadas para poder amamantar si reciben el apoyo adecuado en el momento oportuno”. Cada cultura y época, de acuerdo a sus conocimientos, creencias y valores, desarrolla maneras propias de enfrentar la crianza y la lactancia. Si bien la mayoría de los pueblos ha respetado y estimulado la lactancia aprovechando sus ventajas, en muchas ocasiones, épocas y lugares la lactancia se ha visto entorpecida por diversas circunstancias, mitos y malas prácticas en torno a ella.
Las madres también han sido culturalmente afectadas por ideas que han contribuido al abandono del amamantamiento; las drogas y medicamentos para el dolor, el manejo activo del trabajo de parto y parto, la separación del niño/a en las primeras horas después del nacimiento, horarios rígidos de lactancia y la promoción inadecuada de los sucedáneos de la leche materna, son un ejemplo de estas prácticas.
Es por lo anterior que, como equipo académico, manifestamos nuestra preocupación ante la reciente polémica por el cuestionamiento de apoyo concreto a la promoción de la Lactancia Materna, en la pasada reunión de la Asamblea Mundial de la Salud, en Ginebra. Reunión en que se esperaba que los cientos de delegados gubernamentales reunidos, aprobaran de manera rápida y fácil una resolución respecto de la promoción de lactancia materna.
Si bien, la resolución final conservó la mayor parte de su redacción original, un importante número de delegados interpretó las intervenciones de funcionarios estadounidenses como una forma de debilitar la propuesta original, al conseguir eliminar frase en que se solicitaba a la OMS, proporcionara asistencia técnica a los Estados miembros que requirieran restringir la promoción de productos alimenticios sucedáneos de la leche materna, aspecto fundamental en la promoción de la lactancia.
Estar a favor de la lactancia materna y de su promoción, no busca desvalorizar a las mujeres y familias que optan por otro medio de alimentación y por ende recurren a sucedáneos de la leche materna. Ahora bien, al reconocer que la sociedad se beneficia biopsicosocialmente de la lactancia, agregando a esto el beneficio para la salud pública, al disminuir los gastos en consumo de leches artificiales y menor costo al fomentar el desarrollo de individuos más sanos, y de mejor desarrollo vincular; determina que los equipos de salud potenciemos esta práctica, favoreciendo que las mujeres y familia puedan decidir informadamente al respecto, asegurando con ello un adecuado ejercicio de sus derechos.
“Amamantar es el derecho de toda mujer y es esencial para satisfacer el derecho de todo niño y toda niña a una alimentación adecuada, y así gozar del derecho al más alto estándar de salud”.
Por lo anterior, favorecer y potenciar acciones en pro de la lactancia materna, es y seguirá siendo tarea de quienes trabajamos en la promoción de la salud y en el fomento del ejercicio de los Derechos Sexuales y Reproductivos de la población.