Pérdidas en cultivos de maíz, avena y trigo reportan desde hace algunos años agricultores del centro sur de nuestro país. Una de las causas señaladas por los agricultores: el loro choroy (Enicognathus leptorhynchus) y cachaña (Enicognathus ferrugineus), ambas especies nativas de Chile que se alimentan de dichos cultivos, generando pérdidas económicas para el sector. Esta problemática está siendo abordada por la tesis doctoral de Javier Godoy, Ingeniero en Conservación de Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile, quien está interesado no solo en promover un manejo para la producción de estos cultivos, sino también en compatibilizar producción agrícola con la conservación de las poblaciones de estas aves silvestres.
Para esto, el estudiante del Doctorado en Ecosistemas Forestales y Recursos Naturales que imparte esta Facultad trabaja en una propuesta interdisciplinaria desde octubre de 2022 con 30 agricultores de la Región de Los Ríos dedicados a la siembra de maíz, con la idea de obtener un diagnóstico que ayude a entender cuál es la magnitud de este problema.
“Mi tesis se divide en tres líneas principales, las cuales dialogan entre sí: una está relacionada con la ornitología, donde estudiamos la presencia de los loros en los cultivos, sus abundancias relativas a lo largo de la fenología del maíz, las intensidades de uso, es decir, el tiempo que pasan estas aves en las siembras, en qué horarios se concentra su presencia, etc».
«En segundo lugar, estamos evaluando el daño que generan los loros en cultivos agrícolas, de manera de saber cuál es su frecuencia y severidad, y averiguar, por ejemplo, si es que aumenta la presencia de loros aumenta también el daño”, explicó.
«El tercer objetivo está enfocado en la dimensión humana y ahondará en las percepciones de los agricultores frente a esta situación, en revelar cuáles son las estrategias que ellos utilizan para mitigar los daños y en analizar cuáles son los principales factores de origen humano y/o biológico que determinan dicha estrategia. Para esto se integrará la información de cada objetivo, relacionando las percepciones de daño, con el daño observado en terreno, con la presencia e intensidad de uso que realizan los loros en los cultivos, y esto vincularlo con las estrategias que utilizan los agricultores para disminuir las pérdidas».
“Algunas apariciones en la prensa han informado sobre medidas vinculadas al control letal de loros con el fin de proteger los cultivos. Por lo tanto, si bien esto es un problema de manejo para agricultores, podría también convertirse en un problema de conservación”, añadió Godoy.
Para el estudio de la presencia de loros en los cultivos, el profesional ha incorporado un componente bioacústico, ya que posee 30 equipos que registran permanentemente las vocalizaciones de las aves en los campos de cultivo. “Estos equipos son unidades que se usan para muestrear una gran variedad de especies como, por ejemplo, aves, anfibios o murciélagos, registrando de manera autónoma y por largos períodos de tiempo el sonido que éstos emiten. Así podemos saber cuánto tiempo estuvieron los loros en los cultivos, a qué hora y si los cultivos donde pasaron más tiempo poseen un mayor daño”, explicó.
¿Ha aumentado la población de loros?
Los reportes de los agricultores sobre los daños producidos por estas aves parecen haberse incrementado en los últimos años. Nuestra percepción también nos indica que desde hace un tiempo observamos bandadas de loros de manera más frecuente, e incluso bandadas de mayor tamaño. Sin embargo, Javier Godoy afirma que las tendencias poblacionales de ambas especies se consideran estables según Birdlife International, aunque sus tamaños poblacionales no han sido cuantificados. De igual manera, los eventos de daño están siendo cada vez más recurrentes y la información que genere esta investigación será muy valiosa para establecer estrategias en el futuro.
“Estamos en fase de diagnóstico, ya que sin conocer cuánto es lo que los agricultores pierden, es difícil proponer estrategias, las cuales podrían no ser costo/efectivas, pudiendo resultar más caras que las pérdidas. De ahí la importancia de esta fase inicial de diagnóstico”, enfatizó el Ingeniero en Conservación de Recursos Naturales.
El investigador agregó que “los conflictos que derivan de la interacción entre fauna y personas son amplios a nivel mundial. Ocurre con carnívoros y grandes herbívoros mayormente. Con aves ha sido menos abordado, pero son recurrentes a nivel global”.
Cabe mencionar que 15 de los equipos acústicos que están en funcionamiento hoy para esta investigación fueron adjudicados por Javier Godoy a través de un fondo concursable de la empresa estadounidense WildLife Acoustics Inc. A esto se suman otros 15 obtenidos a través de un proyecto FONDECYT del profesor patrocinante de su tesis, Dr. Eduardo Silva.
Adicionalmente, contarán con seis equipos extra que llegarán desde el fondo IDEAWILD, que también fue adjudicado al estudiante.