Desde el subcampo de estudios de género de los hombres y masculinidades se sostiene que el modelo de masculinidad dominante acarrea altos costos para la sociedad en su conjunto. No sólo afecta a las mujeres -como suele aludirse- también la vida de los hombres. Dado que este modelo es mayormente encarnado por hombres, se plantea la necesidad de acciones con este grupo que permitan construir nuevas formas de ser hombres, nuevas masculinidades, más igualitarias en sus relaciones.
Connell plantea que la violencia es una política de relación entre los hombres. B. De Keijzer sostiene que la masculinidad dominante (tradicional) puede ser analizada como factor de riesgo en tres sentidos: hacia las mujeres, hacia los hombres y hacia sí mismos. Bajo estas aproximaciones, problemáticas como como el acoso sexual, la violencia hacia las mujeres, los feminicidios; así como los homicidios entre hombres y la homofobia; y las enfermedades o muertes asociadas a un menor autocuidado y comportamiento temerario por parte de los hombres, así como accidentes de tránsito, mayor consumo de tabaco y alcohol, enfermedades cardiovasculares y de transmisión sexual; son presentadas en diversas investigaciones para dar cuenta de los costos de la masculinidad tradicional. En otros contextos, el ejercicio de la violencia masculina adquiere connotaciones aún más inquietantes, como sucede con los grupos radicalizados en Europa y en parte del mundo árabe. En Latinoamérica, los fenómenos de las pandillas en Honduras o El Salvador, llamadas Las Maras; o los sicarios asociados a los cárteles de la droga en México, son protagonizados por hombres y en donde el valor de la violencia es configurador de la identidad masculina.
En estas breves palabras no se pretende situar a los hombres como víctimas, sino más bien se busca ampliar la mirada y la reflexión sobre los efectos nocivos -los riesgos- que conlleva para la sociedad en su conjunto la adopción estereotipada de un modelo de masculinidad tradicional, así como incentivar acciones que lo transformen y en que se contemple el trabajo con hombres desde una perspectiva de género.