Con profundo pesar por su fallecimiento, pero con la alegría de haber compartido 27 años de trabajo con don Miguel Peña Vidal, el equipo del Laboratorio de Nutrición y Suelos Forestales de Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile (UACh) decidió rendirle un sencillo y sincero homenaje, recordando su labor y aportes a la unidad donde se desempeñó.
“Cuando don Miguel ingresó al grupo de trabajo del Lab. de Nutrición y Suelos sabía que sería un gran aporte para nuestra gestión. Su disciplina y orden fueron sobresalientes. Siempre buscó hacer algo que terminara en un resultado concreto. Así colaboró en la UACh hasta los 72 años”, expresó el exacadémico Dr. Juan Schlatter, quien lo ayudó a ingresar a la Facultad en 1985.
También lo recuerda el exprofesor Dr. Renato Grez: “Fue compañero en muchos proyectos que exigían labores de gran esfuerzo físico, sin horario y sin importar si era invierno o verano. Siempre fue y será DON MIGUEL”.
“Don Migue”
Elizabeth Labbé, secretaria del laboratorio, comentó algunos detalles de la personalidad de “don Migue”, como le decían cariñosamente. “Lo veo sentado en mi oficina, con su cotona azul, hablando de mil cosas, de su tiempo en Ralco, del terremoto, de antiguos personajes, riéndonos con sus chistes. En otras ocasiones, antes de irse a tomar su ‘choca’, término que aprendí de él, pasaba a mi oficina y me compartía un pancito casero, hecho por la Sra. Adelina”, señaló, enfatizando su lado humano, un aspecto que marcó a todo el equipo de trabajo.
Desde la época en que realizaba su tesis, el Prof. de la UACh Óscar Thiers tuvo la oportunidad de compartir con él, a quien describió como “una persona extremadamente formal y respetuosa, tanto con profesores como con estudiantes”.
Por su parte, el académico Víctor Gerding destacó la confiabilidad de don Miguel y lo definió como “un colaborador como ninguno. Esa convivencia fue para mí de significativo aprendizaje, porque él encontraba la solución, dándole forma y operatividad a cuanto artilugio se necesitaba en el laboratorio para facilitar el trabajo. Así, la madera, el metal, la pintura, el acrílico y tantos otros materiales se doblegaban con precisión y armonía en las manos de don Miguel para aparecer transformados en aquello que justamente se necesitaba”.
El asistente de laboratorio, Víctor Morales, enfatizó el especial carácter de don Miguel. “Un estimado colega con una sencillez y humildad digna de destacar. Fue una persona muy honesta, responsable, trabajólico y solidario”.
Una de las características en las que muchos de sus compañeros coinciden fue su rigurosidad en el manejo de los instrumentos. “Cuidaba de ese material como suyo propio. Solo con su forma acuciosa y silenciosa de examinar el material devuelto, con él se aprendía ‘en una sola lección’, que éste debía ser entregado en las mismas condiciones en las que fue facilitado; vale decir, limpio y sin deterioro”, expresó el exprofesor Dr. Moisés Osorio.
Pero no sólo para académicos y funcionarios fue importante la presencia de don Miguel, también lo fue para los estudiantes. Uno de ellos es Jonathan Barichivich, exalumno e Ingeniero Forestal. “Él vio pasar muchas generaciones de ingenieros forestales en la UACh, a algunos los conoció desde los 5 años, como es mi caso, cuando con mi abuelo y el Prof. Renato Grez recorríamos los alerzales colectando semillas. Los exestudiantes lo recordaremos siempre por su amabilidad”.
Finalmente, Erico Kutchart, exalumno de la misma carrera, enfatizó que “se le extrañará porque marcó la generación de muchas personas que pasaron por el laboratorio”.