El procesamiento de las imágenes captadas por cámaras trampa para el monitoreo de fauna es un trabajo extremadamente lento, donde la revisión y análisis de fotografías implica muchas horas de dedicación.
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Este “cuello de botella”, como lo llama el Dr. Eduardo Silva, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, finalmente ha sido solucionado a través de la inteligencia artificial. Lo que antes era realizado manualmente por asistentes de laboratorio hoy lo hace una herramienta de programación, cuyo modelo entrenado permite aumentar la velocidad de procesamiento en 10 veces.
“Lo utilizamos para hacer una clasificación preliminar de las fotos y, en la práctica, lo que antes tomaba un mes hoy podemos hacerlo en dos o tres días. En el laboratorio de Fauna Silvestre de la UACh llegamos a procesar manualmente medio millón de fotos. Además, se debían revisar por lo menos dos veces, ya que es necesario hacer control de calidad”, explicó el Dr. Silva, quien lidera un proyecto Fondecyt que busca determinar qué factores favorecen la presencia de carnívoros en zonas urbanas, periurbanas y rurales del sur de Chile. Un trabajo que podría transformar a Valdivia en la primera ciudad a nivel nacional con monitoreo de carnívoros urbanos.
Pero el académico y su equipo no solo han instalado cámaras trampa debido a su proyecto, sino que también aportan a diversas iniciativas, entre ellos el Programa Austral Patagonia. En este caso, las cámaras fueron instaladas por CONAF, pero el laboratorio de la UACh apoya con controles de calidad.
“El avance en esta materia es potente, incluso en la comparación mundial. Es necesario contar con monitoreo desde el Estado. Esto se realiza para evaluar, por ejemplo, si las estrategias que se toman para proteger la biodiversidad y la fauna silvestre sirven o no. Por lo tanto, es necesario tener monitoreo”, enfatizó.
Este trabajo se realiza con éxito en Norteamérica y Europa, y es un ámbito en que el académico pudo colaborar en una reciente estadía en Estados Unidos con investigadores de la Universidad de la Florida y del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte, donde se utilizan plataformas internacionales muy desarrolladas.