Con una ceremonia al costado de la casa del molino de agua en el Museo Colonial Alemán de Frutillar de la Universidad Austral de Chile (UACh), se llevó a cabo la reinauguración de la reconocida rueda de esta icónica edificación. Dicho patrimonio campesino e ingenieril fue restaurado durante 2019 y representa una de las primeras herramientas empleadas por los colonos una vez asentados en los alrededores del lago Llanquihue.
Para la Dirección Museológica (DM) de la Universidad Austral de Chile, restaurar este ícono de la memoria local y patrimonial del Museo de Frutillar fue una prioridad dentro de sus objetivos del pasado año, el cual se materializó con la reinauguración de esta rueda, en pleno período estival. Según indicó el Director de la Dirección Museológica, Marcelo Godoy, la rueda del molino de agua da cuenta de la historia del territorio y se encuentra presente en la memoria colectiva de la comunidad, por lo cual era de suma importancia asegurar su funcionamiento. “La rueda es un ícono del museo, es una pieza de ingeniería bastante compleja que da cuenta de la tecnología que los colonos empleaban en el territorio. Además, tiene una relevancia patrimonial, institucional y comunitaria, por lo tanto, recuperarla tiene un valor muy significativo que nosotros esperamos la comunidad de Frutillar lo tome como un gesto de respeto y de cariño para ellos y su gente, ya que presta una utilidad no solo para el mundo del turismo, sino también para el mundo social y cultural de la comuna de Frutillar”.
De igual manera, Godoy destacó que la restauración de la rueda del molino forma parte de un grupo de acciones enmarcadas dentro de un plan de desarrollo que lleva a cabo la Dirección Museológica de la UACh en el Museo Colonial Alemán de Frutillar, el cual incluye realizar inversiones importantes en términos de mejoramiento de la infraestructura del museo, así como una actualización del guión museográfico de este.
Por su parte, la Directora de Vinculación con el Medio de la casa de estudios, Dra. Leonor Adán, manifestó el compromiso de la casa de estudios con la preservación del patrimonio local. “Nuestra Universidad trabaja desde sus inicios en la recuperación del patrimonio cultural, nosotros formamos estudiantes, hacemos investigación, pero nos preocupamos fuertemente de la extensión y la vinculación con la comunidad, que es lo que el conocimiento puede hacer al servicio de la comunidad, y es por eso que nuestros museos tienen una amplia convocatoria. Exhibiendo en sus espacios colecciones y exposiciones que relatan la historia de los lugares y proyectos museográficos que van renovando las visiones de cómo entendemos y vamos comprendiendo la historia”, manifestó.
El evento además contempló un guiado por dos estaciones al interior del museo. La primera fue justamente en la rueda del molino, donde el Sr. Miguel Vega, contratista a cargo de la obra de restauración, explicó cómo este elemento ya había sido intervenido en 1996, momento en donde él también participó de las mejoras. Asimismo, señaló que ésta se compone de una estructura firme de acero recubierta con madera de alerce, la cual fue tratada para mantener un color similar al de la casa.
Una vez finalizado el recorrido se dio comienzo a la actividad “A tomar la once en el Museo,” iniciativa desarrollada por el área de educación patrimonial de los museos UACh en conjunto con el Servicio Nacional del Adulto Mayor de Los Lagos (SENAMA). Allí 50 adultos mayores del Centro Diurno de Frutillar, Cecosf Pantanosa y el Condominio de viviendas tuteladas, tomaron la once en los jardines del museo y participaron de un programa que busca promover los derechos culturales de las personas adultas mayores en el uso, vinculación temprana y permanente con los espacios museales disponibles en el territorio.
Según indicó la coordinadora del Área de Educación Patrimonial de los museos UACh, Carolina Maturana, la actividad consistió en abrir el diálogo entre las y los adultos mayores en torno a la memoria histórica que alberga Frutillar, a través de una visita guiada temática y en el compartir las delicias de una merienda especialmente preparada para ellos. “Frente a la necesidad de activar patrimonialmente un elemento icónico de nuestra museografía recientemente restaurado, tal como es la rueda de agua, reconocimos a los adultos mayores como nuestros principales aliados. Toda vez que serán sus experiencias en torno a los usos de estos mecanismos y la labor que cumplían en la ciudad, las que dotarán a nuestro guión de una actualización necesaria desde la memoria viva de los habitantes. En lo central, llevamos a cabo un conversatorio participativo en torno a la historia de la ciudad y su íntima relación con las prácticas económicas y sociales del mundo campesino”, señaló.
La restauración de la rueda del molino de agua y el programa “A tomar la Once” son parte de las primeras iniciativas de restauración y trabajos de puesta en valor que se desarrollaran al interior del museo a contar de este año y que se extenderán durante parte del 2021.
Así lo explicó el Director de la Dirección Museológica, al destacar el importante aporte que significó este diálogo comunitario con personas de la tercera edad. “Tenemos que renovar el guión del museo, es decir, el cómo contamos la historia de Frutillar y de la cuenca. Con el programa ‘A tomar la once en el museo’ queremos iniciar un proceso de consulta a la comunidad que mantendremos durante el 2020 a través de varias instancias donde vamos a invitar a la comunidad a que nos plantee sus visiones y necesidades sobre lo que les gustaría que exista en el museo”.
Sobre la rueda y el molino de agua
La casa del molino de agua del Museo de Frutillar fue construida por seis maestros entre los años 1982 y 1984 a la par con la edificación de la casa del herrero. Compuesta por dos niveles y un zócalo, se levanta como una construcción que fue hecha para sobrellevar el clima lluvioso de la zona. Su rueda de gran tamaño es alimentada por un estanque emplazado aguas arriba, haciendo destacar a esta obra de ingeniería entre otros tipos de molinos, por ser uno del tipo aceña. Es decir, un molino harinero de agua, ya que estos se construyen cerca del cauce de un río, empleando así la fuerza de la corriente del agua para hacer girar una piedra de moler.
La rueda del Museo Colonial Alemán de Frutillar remembra su utilización para moler granos, especialmente el trigo para la elaboración de harina para el pan. El proceso completo se observa al interior de la casa, donde también se presenta un resumen del asentamiento paleo indio de la cuenca del lago Llanquihue y el proceso histórico de ésta hasta la actualidad.