Con el objetivo de comprender los impactos que puede generar el aumento de temperatura en los océanos ante escenarios futuros de cambio climático en especies clave para los ecosistemas, en este caso los erizos Pseudechinus magellanicus para la zona de Magallanes y Sterechinus neumayeri para la Antártica, un equipo de investigadores llevó a cabo un estudio que recientemente fue publicado en Journal of Thermal Biology.
La publicación contó con la participación de investigadores del Centro de Investigación en Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile, del Instituto del Ciencias Marinas y Limnológicas (ICML) y del Laboratorio Costero de Calfuco (LCC) de la casa de estudios, así como del Departamento de Biología y el Quebec-Ocean Institute de la Université Laval en Canadá y de la Station Biologique de Roscoff, perteneciente a la Sorbonne Université.
El grupo de científicos realizó una comparación entre mediciones en laboratorio con otras realizadas directamente en el terreno que permitieron detectar diferencias entre estas dos condiciones, lo que hace necesario considerar la complejidad de los ambientes marinos para futuras predicciones de cambio climático.
Jorge Navarro, investigador del Centro IDEAL y académico del ICML de la UACh, explicó que los erizos de mar están considerados como bioingenieros y eslabones claves dentro de los ecosistemas marinos, por lo que el efecto que pueda tener el cambio climático sobre ellos también impactará a otros organismos de las comunidades marinas, tanto algas como animales.
“Para escapar de un depredador y de la desecación, los erizos de mar dependen en gran medida de su capacidad para recuperar la orientación de forma rápida después de experimentar una posición invertida. Este comportamiento hace que sean considerados especies modelo para evaluar su desempeño bajo condiciones ambientales adversas, y que en este estudio se midió como sensibilidad y estrés térmicos”, aseguró.
Camille Détrée, quien lideró la investigación, agregó que en el caso de los erizos de mar subantárticos y antárticos, muy pocos estudios han indagado su capacidad para mantener funciones esenciales en un rango de temperatura, lo cual es primordial para evaluar el futuro de estas especies en un contexto de cambio climático.
“En respuesta al calentamiento de los océanos se han modificado las ‘envolturas climáticas’ de numerosos organismos marinos, es decir, el rango de condiciones en las que persisten actualmente las poblaciones o especies: se han reducido, ampliado o desplazado hacia latitudes más altas. Además, la creciente actividad humana está debilitando la barrera física, por ejemplo, la corriente circumpolar que mantiene aislada la Antártica del resto del mundo, lo que facilita la entrada de especies no nativas».
«Así, estudiar el rango térmico de erizos antárticos y subantárticos permite predecir el futuro de estas poblaciones en un contexto de cambio climático”.
Ignacio Garrido, investigador del Centro IDEAL, afirmó que “los erizos son organismos que están presentes en la mayoría de las tramas tróficas marinas, desde ambientes tropicales, templados y polares. Su respuesta fisiológica al acelerado calentamiento global que presenciamos hoy nos entrega importantes señales de cómo los organismos y las comunidades bentónicas responderán a estos cambios”.
Riesgos para los ecosistemas marinos
Con respecto a la relevancia de este tipo de estudios, Ignacio Garrido destacó que “el recrear experimentalmente condiciones que son predichas en 50 o 100 años más nos ayuda a determinar si los organismos acuáticos serán capaces de sobrevivir o no. Las consecuencias de que no sobrevivan podrían generar impactos importantes a nivel poblacional y ecosistémico, debido al rol funcional y ecológico que cada organismo cumple en los ecosistemas”.
“Los erizos que no puedan adaptarse a las condiciones de temperatura u otro factor ambiental a causa del clima futuro podrían ver afectada su adecuación biológica, con consecuencias negativas para el ecosistema, debido a su rol de bioingenieros en los bosques de algas”, reforzó Jorge Navarro.
Sin embargo, los investigadores destacaron que el sesgo experimental debe tenerse en cuenta en la predicción del funcionamiento de los organismos marinos en un entorno cambiante. A su vez, no se puede asumir que la vulnerabilidad al cambio climático de una especie va a ser la misma en toda su área de distribución, dado que cada población está adaptada a las condiciones locales y no todas ellas responderán de manera similar al cambio climático.
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