El país está conmocionado por la grave crisis que nos afecta. Este desconcierto impacta todos los niveles de la vida social, incluyendo un estallido sin precedentes, estado de excepción y toque de queda en la mayor parte del país.
Los estallidos sociales se han vuelto un componente frecuente de la modernidad inestable que caracteriza la actual fase de desarrollo global. El malestar social en Chile había sido anunciado por diversos estudios e informes. Por un lado, se han enfatizado las bases de un descontento por la frustración ante el itinerario de la transición democrática y, por una escasa participación en los mecanismos de gobernabilidad (de ahí el extendido reclamo por una nueva constitución); por otro, por la instalación de un modelo de organización de la vida social en que el estado se debilita (pensiones, salud, educación); y, finalmente, por la exclusión de grandes mayorías de los beneficios de la sociedad de consumo. Este diagnóstico se sintetiza en el informe del PNUD (2017), que destaca que los buenos indicadores económicos esconden la realidad menos auspiciosa de que las oportunidades del progreso no alcanzan a todos por igual.
Si el malestar social es sistémico se requieren grandes esfuerzos políticos, sociales y económicos que restauren la confianza gravemente afectada por las decisiones políticas y simbólicas de las elites del país. Por ello se requiere reponer a la brevedad todas las garantías constitucionales y finalizar a la brevedad con el estado de excepción, propiciando un clima de confianza que religue a la ciudadanía con la administración del estado, al tiempo de generar una agenda económica, social y cultural que aborde los inaceptables niveles de inequidad y segregación que afecta a una parte importante de nuestra comunidad.
Las universidades debemos ponernos a disposición de la sociedad, con una perspectiva amplia y transversal y ser parte proactiva del debate. Es urgente recuperar los espacios de diálogo, colaboración y paz social; reconocer la movilización social pacífica como un valor ciudadano y la democracia como el lugar para la resolución de los conflictos. Como institución haremos esfuerzos por contribuir y aportar al diálogo nacional, a la reflexión crítica y al debate constructivo.