Los componentes extraterrestres que se registran en el sitio de Pilauco (ubicado en una zona residencial en Osorno, Región de Los Lagos) hace aproximadamente 12.800 años habrían originado incendios en toda la Tierra, durante la parte final de la última glaciación en el Pleistoceno. Este impacto habría estado relacionado con la extinción de la megafauna, un cambio climático global y habría impactado en el modo de vida de los primeros americanos.
Este importante hallazgo fue revelado en detalle en la prestigiosa revista científica Scientific Reports de los editores de Nature, en un paper denominado «Registro sedimentario en Patagonia, sur de Chile, apoya el impacto cósmico que desencadenó la quema de biomasa, el cambio climático y las extinciones de megafauna hace 12.800 años».
La noticia fue dada a conocer a la comunidad la mañana de hoy miércoles 13 de marzo en el Museo Pleistoscénico (ubicado en el Parque Pleistocénico de Chuyaca, Osorno), donde el Dr. Mario Pino (académico de la Facultad de Ciencias UACh y Director del Labnat Pilauco) ofreció una charla a la prensa y a invitados (as). (Vea galería de fotos).
Según explicó el Dr. Pino, “en el sitio de Pilauco hay un registro geológico reforzado con antecedentes paleontológicos y biológicos que muestran un cambio ambiental hace 12.800 años. Cuando se mira esto a nivel global resulta que éste es el momento que se ha propuesto para el impacto de un asteoroide sobre la Tierra que, entre otras cosas, originó un incendio forestal de 50 millones de kilómetros cuadrados y habría influido profundamente en la extinción de los grandes mamíferos”.
Para el geoarqueólogo, “independiente de la publicación, el hecho que haya caído un meteorito en la ciudad de Osorno y que tengamos las huellas de ese material extraterrerestre en Pilauco ya es algo extraordinario”. Añadió que “cuando cayó el meteorito hace 65 millones de años y extinguió a todos los dinosaurios y otros animales cambió la historia de la Tierra. Probablemente la caída de este meteorito y sus consecuencias biológicas, paleontológicas y geológicas también cambiaron la historia de nuestro planeta. Sin ese meteorito probablemente no estaríamos aquí”.
Contexto de la investigación
En 2007, el Prof. Richard Firestone, junto a sus colaboradores, publicaron un artículo científico en el que proponían una nueva hipótesis referida a cambios biológicos, climáticos y culturales en la Tierra, denominada “hipótesis de la base del Younger Dryas”.
Los científicos postularon que hace 12.800 años un asteroide chocó con la Tierra, originando incendios globales y el depósito de varios indicadores extraterrestres. Posteriormente, se demostró que la edad de 12.800 originaba un dato sincrónico en más de 50 sitios, que representaban una superficie de ~50 millones de km2 sobre la Tierra. Este nivel de 12.800 años coincide en Estados Unidos con la desaparición de la cultura Clovis y con la extinción de la mayor parte de la megafauna en el hemisferio norte.
Doce años después son presentadas evidencias a 6.000 kms. al sur del registro más austral de tal impacto en el sitio Pilauco. “Ni siquiera sabemos si es un meteorito o un cometa; por eso hablamos de asteroide. Pero el cráter que está en Groenlandia bajo el hielo que está siendo investigado en este momento para este fin tiene 30 kilómetros de diámetro”, explicó el investigador de la Facultad de Ciencias UACh.
De esta manera, el sitio arqueo-paleontológico Pilauco suma ahora un componente astrofísico. A diferencia de todos los otros lugares antes investigados, en este sitio el nivel de 12.800 años está claramente definido geológicamente por una discontinuidad erosiva y cambios profundos en la cantidad de carbón, en la composición vegetacional inferida del polen, semillas y cutículas (tejidos remanentes de las hojas que queda en los sedimentos), y en la concentración de hongos de estiércol de megaherbívoros. Por sobre la isócrona de 12.800 años no hay restos fósiles de animales ni restos culturales. Todos estos profundos cambios ambientales en Pilauco coinciden con concentraciones máximas de platino, oro, esférulas (esferas microscópicas) de hierro y hierro-cromo de alta temperatura y partículas de hierro nativo que rara vez se encuentran en la naturaleza.
Fue en el 2007 cuando el académico UACh partió con las excavaciones que han permitido conocer fósiles de megafauna del período Pleistoceno, los que son exhibidos en el Museo Pleistoscénico, ubicado en el Parque Pleistocénico de Chuyaca, el que cuenta entre sus atracciones réplicas a escala de, por ejemplo, los gonfoterios (especie pariente de elefantes, mamuts y mastodontes) que habitaron esta zona.
El Alcalde de Osorno, Jaime Bertin, valoró la publicación de este nuevo hallazgo, pues “esto a la humanidad le interesa. Necesitamos saber qué es lo que ha pasado en el mundo y yo creo que éste es un punto donde se puede comenzar a ver cosas diferentes y empezar a mostrar y echar abajo y confirmar teorías que se han manejado por muchos años. Creo que el trabajo que está haciendo el Dr. Pino junto a su equipo abre tremendas posibilidades de investigación en este sitio que se ha mantenido durante tanto tiempo y que lo vamos a seguir manteniendo”.
Pero no solo eso. “También es importante para nosotros los osorninos ya que se nos presenta una tremenda posibilidad de desarrollo del turismo cuando comencemos a mostrar lo que realmente se ha hecho acá y lo que se ha descubierto hasta el día de hoy”, sostuvo el Alcalde.
Este municipio ha desarrollado una alianza inédita con una investigación científica, lo que ha permitido potenciar el paleoturismo, que es un tipo de turismo de intereses especiales. Asimismo, ha aportado con recursos para esta investigación, al igual que la Región de los Lagos, la Universidad Austral de Chile y el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico.
Vestigios de un cambio ambiental
Participó en la elaboración de este paper la bióloga Alejandra Martel, quien estudia el Doctorado en Ecosistemas Forestales y Recursos Naturales UACh y es Magíster en Ciencias Biológicas. “Trabajé en uno de los dos perfiles de polen que hay, de capa 8 y 9, además del conteo e interpretación de las partículas de carbón que son indicadores de incendio. Básicamente hay un cambio en la vegetación. Hay un recambio de especies durante ese momento de 12.800 años aproximadamente que está asociado a un incremento muy importante en la actividad del fuego, de incendio”, dijo.
Giselle Astorga, postdoctorando en el Instituto de Ciencias de la Tierra UACh, bióloga y Doctora en Botánica analizó las semillas y las cutículas. “Yo realicé este análisis para entender cómo cambiaba la composición de semilla y la cantidad de semillas en un perfil estratigráfico. Vemos que las semillas son extremadamente abundantes en la capa 8 y luego prácticamente desaparecen al hacer la transición a la capa 9”. Recordó que “cuando Mario Pino pone toda la información junta nos damos cuenta de que con el polen pasa más o menos lo mismo. Hay una composición de plantas y una cantidad de polen muy abundante en la capa 8 que luego tiende a disminuir drásticamente hacia la capa del meteorito y también un cambio de composición de las plantas”. Por lo tanto, “era muy evidente que había un cambio ambiental en Pilauco”.
La Dra. Ana María Abarzúa, académica del Instituto de Ciencias de la Tierra UACh y Directora de la Escuela de Geografía de nuestra Universidad, es palinóloga, disciplina que estudia el polen fósil de las plantas. “Como llevaba años estudiando la palinología del sitio, particularmente en el paper aporté con mis investigaciones que había realizado antes y un poco para darle un contexto ambiental de cómo era la vegetación, cómo cambió en respuesta al impacto de meteorito y al cambio climático que ocurre después”, precisó. A su juicio, la relevancia de esta publicación “tiene que ver con lo histórico” y “le pone un contexto territorial, espacial, ya sea de la geografía física y justamente como era este ambiente hace 12.800 años”.
Cabe señalar que el registro de Pilauco es consistente con la evidencia de impacto de hace 12.800 años encontrada en sitios en 4 continentes.
Colaboración y equipos de investigación
La colaboración con investigadores estadounidenses comenzó en julio de 2015, y los análisis geoquímicos fueron llevados a cabo gracias a aportes donados por James Marvin y 110 donantes de la financiación colaborativa Indiegogo y una Beca de Investigación del Senado Académico de la Universidad de California en Santa Bárbara (adjudicada por el investigador James Kennett).
El grupo de investigadores chilenos está compuesto por Mario Pino, Ana María Abarzúa, Giselle Astorga, Alejandra Martel-Cea, Nathalie Cossio, Ximena Navarro, María Paz Lira y Rafael Labarca, todos afiliados al Núcleo de Investigación TAQUACh (Transdisciplinary Center for Quaternary Research) y al Laboratorio Natural Pilauco de la Universidad Austral de Chile. La Dra. Navarro es, además, investigadora de la U. Católica de Temuco.
Allen West coordinó el grupo de investigadores estadounidenses, compuesto por Malcolm A. LeCompte, Victor Adedeji, Christopher R. Moore, Ted. E. Bunch, Charles Mooney, Wendy S. Wolbach y James P. Kennett -considerado el padre de la paleoceonografía-. Ellos representan al Grupo de Investigación en Cometas; al Centro de Excelencia en Educación en Sensores Remotos y el Departamento de Ciencias Naturales de la Universidad Estatal de Elizabeth City; al Programa de Investigación en Arqueología Fluvial, al Instituto de Arqueología y Antropología de la Universidad de Carolina del Sur; Programa de Geología de la Escuela de Ciencias de la Tierra y Sustentabilidad Ambiental de la Universidad de Arizona del Norte; la Instalación de Instrumentación Analítica de la Universidad Estatal de Carolina del Norte; el Departamento de Química de la Universidad DePaul, Chicago y el Departamento de Ciencias de la Tierra e Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California en Santa Bárbara.
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