La Casa Luis Oyarzún, lugar en que funciona la Dirección de Vinculación con el Medio de la Universidad Austral de Chile (UACh), fue el lugar elegido para la presentación de Paisajes de Agua, La Turbina de La Unión, obra en que los Dres. Virginia Vásquez (Facultad de Arquitectura y Artes) y Galo Valdebenito (Facultad de Ciencias de la Ingeniería) recogen los principales resultados del «Estudio diagnóstico de la vulnerabilidad patrimonial en bienes inmuebles de valor cultural de la Región de Los Ríos«.
Ambos autores pertenecen al Núcleo de Investigación de Excelencia en Riesgos Naturales y Antropogénicos –Núcleo RiNA– de la UACh, cuyo trabajo se orienta a la problemática de evaluación, análisis y definición de estrategias de mitigación frente a riesgos naturales y antropocénicos en Chile y el mundo.
La ceremonia contó con la participación de autoridades universitarias y de instituciones gubernamentales, así como de representantes de instituciones y particulares que colaboraron en el proyecto y la publicación del libro. En tanto, la presentación estuvo a cargo del Dr. Andrés Horn (del Instituto de Arquitectura y Urbanismo UACh).
La arquitectura y la crítica de la modernidad
El Dr. Horn introdujo su presentación provocando al público mediante una reflexión, citando al crítico y teórico literario Frederic Jameson, quien a principios de la década de 1990 acuñó el concepto de ‘apetito por la arquitectura’ y cuyos aportes en la crítica cultural de la modernidad han sido sólidos y elocuentes. Éste concepto se refiere, en específico, a un gusto adquirido por la sociedad estadounidense, la cual consumía obras de arquitectura “sin detenerse en su análisis, convicción, aporte o relevancia”, comentó el Dr. Horn, agregando que “este apetito era sólo uno más de los muchos gustos adquiridos por la sociedad en forma avasalladora”, tal como lo fueron antes la música, el cine o la gastronomía.
Según el presentador, “esa forma ansiosa de consumir y absorber lo que se producía perdura hasta hoy”, para el caso particular, a través de la reificación de la arquitectura expresada en la “cosificación de las obras como un envoltorio material que es mero objeto de contemplación y deleite casi exclusivamente visual”. Paisajes de Agua, en cambio, combina los resultados y postura de los investigadores, sin caer en excesos descriptivos, a través de “una lectura fresca, dinámica y heterogénea”, desde una posición situada y contextual que permite, además, enlazar su objeto de estudio con procesos globales.
Por su parte, la Dra. Virginia Rodríguez, autora principal del texto, tuvo especial consideración con la fuente de financiamiento del proyecto y libro, la convocatoria 2017 del FONDART Regional. Asimismo, señaló que el origen de este proyecto está en una iniciativa de 2010 en que fueron catastrados diversos inmuebles. Respecto del proceso investigativo, señaló que “la Turbina emerge ese año como un elemento significativo en la construcción de la memoria”.
“La motivación más grande –dijo– tiene que ver con la formación de la Escuela de Arquitectura de la UACh, que es una manera de entender la arquitectura desde un contexto local, en que se entiende el patrimonio más allá de lo patrimonializable”. Adicionalmente, la Dra. Vásquez destacó el apoyo a esta iniciativa por parte de Molinos Kunstmann, “quienes apoyaron el proyecto desde su formulación hasta la publicación del libro”, así como también el Centro Cultural La Unión y la Ilustre Municipalidad de La Unión.
Desde lo clásico a la complejidad y puesta en valor integral
Según comentó el Dr. Galo Valdebenito, coautor de la publicación, el trabajo presentado implicó “cambiar la mirada tradicional en relación a la vulnerabilidad, pensando en que lo que estamos estudiando, lo que estamos poniendo en valor, es parte de la memoria industrial y, específicamente en este caso, lo que tiene que ver con La Turbina de La Unión, que es un elemento muy importante en la ciudad, con una gran data, con todo un contexto de paisaje, con un inserto social que cumple un rol muy relevante”.
En este sentido, comentó que la labor de los autores fue dar a este conjunto de elementos “una mirada multidisciplinar, que hemos traducido en un lenguaje que pueda ser asequible a un público amplio, pero, principalmente, desde la mirada de la importancia que tiene este inmueble y todo lo que ello conlleva en el contexto de la Región de Los Ríos”.
Lo más significativo de este libro, en opinión de su editor, el Dr. Pedro Araya (quien fue parte fundamental de esta publicación), es que propone “cambiar la mirada clásica que se tiene sobre el patrimonio industrial, hablar en términos de paisaje, a diferentes escalas, y que intenta retratar el proceso que sufrió la propia investigación, comenzando como una investigación que era puramente vinculada con la vulnerabilidad física de los inmuebles patrimoniales hasta derivar en una consideración más compleja, en que se toman en cuenta los procesos sociales, la memoria cultural del paisaje y, por lo tanto, de la propia comunidad”.
Pablo Avendaño, Gerente General de Sociedad Industrial Kunstmann, propietaria actual de la turbina, aseguró que la empresa está consciente de que dicho complejo constituye un patrimonio histórico y que «el gran valor que podemos observar es que hoy en día se encuentra completamente operativa, gracias a la inversión en equipo técnico que hemos desarrollado«.
Asimismo, sostuvo que el libro permite transportarse 100 años atrás, «en que se conjuga el entorno natural con la importancia histórica que tuvo esta central y que, en definitiva, habla de La Unión y de su apogeo como zona industrial«.
Finalmente, Catherine Hugó, SEREMI de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, felicitó a los autores del libro por su trabajo y “constante aporte a la investigación en temas ligados al patrimonio”, en proyectos cuyos resultados “no solamente se quedan en el ámbito académico, sino que son de fácil acceso a la ciudadanía”.
Origen e historia de La Turbina
Como se relata en el tercer capítulo del libro, dedicado al contexto, “la Turbina de La Unión es una central hidroeléctrica construida por la Sociedad Industrial Teófilo Grob, que en 1920 era descrita como ‘empresa de alumbrado y tracción eléctrica, maestranza y fábrica de elaboración de maderas. Compraventa de ganados y frutos del país (Álbum Austral, 1920)’. La construcción de la central se inició en 1905 y comenzó a operar en 1909 con una turbina hidroeléctrica Francis de 350 kW importada desde Alemania. Si bien su principal función fue alimentar las dependencias del Molino Grob, ubicado a algunos kilómetros de distancia, el 12 de mayo de 1913 la central comenzó a proveer de energía eléctrica al sistema de alumbrado público en el centro de La Unión. Así, La Unión es una de las primeras ciudades en Chile que contó con luz eléctrica en espacios públicos”.
En tanto, en el prólogo de Paisajes de Agua, a cargo del Dr. Antonio Zumelzu, del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la UACh, se indica que la Turbina es “un bien patrimonial, un catalizador social, que recoge culturalmente los procesos productivos de la comuna de La Unión y se erige como una obra pionera en su ejecución en la primera década del siglo XX. La Turbina conjuga atributos representativos del progreso global europeo, influenciados en una comunidad local, a través de la generación de un bien de uso público: la electricidad y la llegada de la modernidad al sur de Chile. La Turbina, como caso de estudio explorado en esta investigación, construye así una imagen urbana que cristaliza los sistemas productivos y los procesos de inmigración europeos, trae el uso de nuevos materiales a la región y adecúa las técnicas de construcción locales, transformando así el paisaje local y cultural existente”.