Las erupciones volcánicas son fenómenos que ocurren con cierta frecuencia y que han permitido la formación de los suelos derivados de cenizas volcánicas que se conocen localmente como Trumaos, explica el Dr. José Dörner académico del Instituto de Ingeniería Agraria y Suelos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral del Chile (UACh).
Pero ¿qué podría ocurrir si se incorpora ese material al suelo? “Es algo que hemos estado investigando y nuestras primeras conclusiones indican, que la respuesta del suelo depende de su textura y la de la ceniza, es decir, del contenido de área, limo y arcilla”, sostiene el Profesor Dörner quien además, es el Director del Centro de Investigación en Suelos Volcánicos (CISVo) de la UACh.
En definitiva- agrega- en experimentos de laboratorio determinamos que para suelos de textura fina, la incorporación de ceniza que resultó ser de textura más gruesa, significó un incremento en el volumen de agua aprovechable para las plantas. Sin embargo, indica, para tener una evaluación completa del problema, no basta con estudios de laboratorio, sino que hay que hacer análisis a nivel de campo que consideren rotaciones de cultivos y praderas.
Asimismo, el Dr. Dante Pinochet, Director del Instituto de Ingeniería Agraria y Suelos de la UACh, señala que la ceniza puede tener efectos positivos y negativos, porque el 60 % de los suelos de Chile están constituidos de ceniza volcánica, es decir, de erupciones pasadas.
“Que sea negativo depende del monto de ceniza que se deposite en el suelo, el valor clave es el tamaño de la incorporación de ésta al suelo. Si usted tiene menos de 20 centímetros se puede incorporar con facilidad pues se podrían arar y mezclar la ceniza con el suelo lo que haría que se incorpore mucho más rápido”, sostiene el Dr. Pinochet.
El problema- agrega- “es cuando la ceniza es muy grande, porque como se demora muchos años en intemperizarse, lo que implica una serie de procesos como la remoción, que pueden ser a través de lahares secundarios, hay muchos elementos que se pueden mezclar, pero lo que sí es cierto es que la recuperación del suelo para uso agrícola tomará un tiempo”.
En tanto, desde el punto de vista de los elementos químicos que componen el suelo, la recuperación depende mucho de la composición de la ceniza, porque no todo el material que sale eyectado de los volcanes tiene la misma constitución opina la Dra. Susana Valle, académica del Instituto de Ingeniería Agraria y Suelos.
Por eso para la Profesora, el efecto de la ceniza depende de varios factores, entre ellos “la carga de ceniza que caiga, su tamaño y composición, si ha habido lavado o no debido a las precipitaciones y las características de los suelos en donde se depositen las cenizas. Cuánto cambiará de las características químicas depende de todos esos factores porque la interacción con el suelo es compleja”.
“Hay una serie de reacciones que se producen, no porque las cenizas tenga carácter básico o ácido el suelo se acidificará o alcalinizará, pues los suelos “trumaos” tiene una capacidad tampón enorme que cambia con cada tipo de suelo”, explica la Dra. Valle.
¿Cómo se puede recuperar el suelo y en cuánto tiempo?
Responder esta pregunta es complejo, asegura, Dörner, pues “es difícil referirse a la recuperación del suelo, ya que lo que ocurre es un fenómeno natural que ha sido el responsable de la formación de estos suelos en el Centro Sur de Chile. Además, hasta donde conozco, no hay estudios de campo que evalúen el impacto de la incorporación de cenizas, su impacto en el funcionamiento del suelo y la respuesta de los cultivos/praderas en el mediano o largo plazo”.
En opinión del Dr. Dante Pinochet, se debe tener en cuenta que la caída de cenizas al suelo es algo que puede ser considerado positivo, ya que éstas pueden contribuir a cambiar las características del suelo, tanto del punto de vista físico como químico. Desde una perspectiva física, “el incorporarle arena le da soltura al suelo y más accesibilidad a las plantas para obtener del suelo nutrientes”.
“Pero en el caso de que nos fuera positivo, el suelo naturalmente se va a recuperar, pero eso va a tomar muchos años y si es pura ceniza tomará mucho tiempo para llegar a ser un suelo agrícola”, aclara el académico de la UACh-
Para el especialista la recomendación esta en remover y dejar un porcentaje de ceniza menor para incorporarla en el suelo para que empiece su funcionamiento más estabilizado, si fuera muy grande más de 20 centímetros eso va a ser más difícil de remover y tomará más tiempo para recuperarlo.
¿Cómo puede afectar las cenizas a la vegetación?
El Dr. Oscar Thiers del Instituto de Bosque y Sociedad, Facultad de Ciencia Forestales y Recursos Naturales de la UACh, señaló que las cenizas pueden afectar a la vegetación de distintas maneras, tanto en el tiempo como en el espacio.
“La caída de las cenizas afecta físicamente a la vegetación, especialmente a los bosques y sus estratos, pues dependiendo del tamaño y temperatura de la partícula al momento de ingresar al bosque, ella impactará directamente sobre la estructura/morfología de las copas de los árboles y estratos de vegetación inferiores, donde se incluye al suelo”, explica Thiers.
Agrega que habrá situaciones donde se producirán quiebres de ramas, reducción de la copa por cercenamiento e incluso en algunos casos muerte por cobertura total de la copa. “En el estrato inferior del bosque (sotobosque), y dependiendo de la cercanía al volcán y el modelo de distribución de material volcánico, habrá sectores completamente cubiertos por la ceniza”.
Lo anterior- sostiene- afectará la función de la copa como manto fotosintético, lo cual se traducirá en problemas de crecimiento e incluso de sobrevivencia. Es así que se podrá evidenciar en un par de años más en el crecimiento de estos bosques, donde este tipo de eventos catastróficos marcan claramente una disminución del crecimiento.
Otro aspecto a destacar – para el Profesor- es el cambio en el equilibrio de oxígeno y dióxido de carbono en el suelo y la atmósfera, derivado de la alteración en las tasas de respiración de las raíces y microorganismos, que ahora con una cubierta de cenizas se verá alterada o impedida dependiendo del tipo y espesor del material caído.
“Lo anterior podría derivar en la muerte de parte del edafón (microorganismos del suelo), alteración del reciclaje de nutrientes desde el mantillo (hojarasca) e incluso la muerte de algunas especies arbóreas del sotobosque. Químicamente, el efecto se podría evidenciar en el largo plazo, pues el aporte de cenizas comenzará lentamente a re-distribuirse. dentro de los sitios (viento, pendiente, exposición), lo cual generará nuevos y dinámicos sustratos -química-nutritivamente hablando- para la germinación de una nueva cohorte de especies arbóreas y arbustivas nativas”, subraya el Dr. Thiers.