La conservación de una especie nativa, emblemática y longeva como es la araucaria (Araucaria araucana) preocupa al país, con mayor énfasis desde 2016, cuando ejemplares de esta especie en Chile y Argentina comenzaron a mostrar daño en su follaje (clorosis y necrosis). Esta situación alertó a un grupo de investigadores del Laboratorio de Salud de Bosques de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile, quienes se adjudicaron un proyecto FIBN-CONAF 042-2019 denominado “Daño foliar de Araucaria araucana: antecedentes biológicos y ecológicos del complejo de curculiónidos asociados y una propuesta de manejo sustentable”.
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La iniciativa llegó a su fin entregando importantes avances en el conocimiento de la especie y los insectos asociados a ella. Esto fue expuesto en una ceremonia de finalización en la UACh frente a funcionarios de CONAF, académicos, profesionales del área y estudiantes.
La actividad comenzó con las palabras de bienvenida de Marco Flores (CONAF) y del Decano Dr. Alfredo Aguilera, quien manifestó que “éste, sin duda, es un gran aporte a la ciencia que tiende a buscar respuestas a problemáticas actuales que afectan nuestro recurso forestal”.
Luego inició la presentación del Fondo de Investigación del Bosque Nativo, charla a cargo de Verónica Oyarzún, profesional de CONAF, donde se puso en contexto las características de este fondo destinado a promover e incrementar los conocimientos en materias vinculadas con los ecosistemas vegetales nativos, su ordenación y protección.
El director del proyecto, Dr. Cristian Montalva, académico de la UACh, entregó antecedentes sobre la araucaria. “Es una conífera nativa endémica del sur de Chile y Argentina que puede vivir más de mil años. Está presente en la Cordillera de la Costa y de Los Andes, generalmente acompañada de especies de Nothofagus”, informó.
Explicó que si bien la información sobre insectos y patógenos en araucaria es escasa, “se sabe que cuenta con una diversa fauna de insectos nativos (coleóptera). En este caso, se estudió el complejo de curculiónidos, insectos nativos asociados a la especie, cuya biología es desconocida”.
Es importante aclarar que estos insectos no se denominan “plaga”, ya que están asociados naturalmente a la especie. El problema es que la dinámica de sus poblaciones se ha visto alterada, se sospecha producto del cambio climático, llegando a ser un “agente de daño”.
Además, añadió que fue encontrada una veintena de hongos, siendo solo algunos de ellos patógenos.
Metodología
El académico explicó que se extrajeron durante tres años muestras del follaje del árbol entre la Región de la Araucanía y la de Los Ríos, siendo algunos de los parques estudiados el Nacional Conguillío, Nacional Nahuelbuta y Nacional Villarrica. Luego de procesar las muestras se realizó una crianza de los insectos en el laboratorio para conocer sus ciclos biológicos.
Asimismo, explicó la propuesta de manejo a través de la cual se espera mantener la salud de los bosques de araucaria a largo plazo. Ésta cumple tres enfoques: una pauta de evaluación y categorización de daños, el control biológico por medio de enemigos naturales y la obtención de los volátiles químicos emitidos por el follaje de araucaria. El equipo, finalmente, propone avanzar hacia un sistema de monitoreo de las poblaciones de insectos.
Durante la ceremonia también se presentaron las charlas “Aspectos biológicos, ecológicos y de comportamiento del complejo de curculiónidos asociados al DFA”, a cargo del Dr. Francisco Tello, quien entregó importantes conclusiones, entre las que señaló que se detectaron al menos 10 especies de escarabajos asociados a las ramas, siendo la especie más abundante Sinophloeus porteri en los tres Parques Nacionales estudiados con parcelas permanentes durante dos años.
Posteriormente, el Dr. Cristian González presentó “Categorización y evaluación del daño producido en el follaje de A. araucana”, donde explicó que evaluaron cómo evolucionó el daño en el tiempo.
“La sintomatología que frecuentemente se observa en terreno corresponde a clorosis en la parte baja de la copa de manera ascendente hasta el ápice y desde la parte interna de la rama hasta su ápice. Adicionalmente, existen otros patrones de clorosis en el follaje de manera aleatoria en ramas y en distintas exposiciones. Estos patrones de síntomas ocurren tanto en árboles adultos, juveniles como también en la regeneración. A nivel de hoja es posible observar que la clorosis comienza desde el extremo apical hasta la base la principal”, indicó, destacando la importancia de determinar una sintomatología uniforme en los árboles.
El investigador se mostró optimista, ya que el daño que hoy se observa no es tan drástico como en sus comienzos, y entregó un dato importante: “Hay araucarias que se ven aparentemente muertas y al año siguiente se observan brotes. Es un antecedente interesante de discutir”. Sin embargo, señaló que no existe una tendencia clara a la recuperación.
La ceremonia finalizó con la presentación “Compuestos volátiles de Araucaria araucana y su efecto atrayente sobre el escarabajo descortezador S. porteri”, a cargo del candidato a Doctor Washington Añinir y Andrés Quiroz de la U. de La Frontera, donde como resultado se destacó que la presencia de hibaeno al parecer es fundamental para la elección de hospedero por parte de S. porteri.
El equipo del Laboratorio de Salud de Bosques recalcó que observa una oportunidad de que el bosque se pueda recuperar, pero que para eso debe existir un trabajo interdisciplinario: “La poca investigación es una carencia que tiene el bosque nativo, es una pérdida de servicios ecosistémicos para Chile difícil de cuantificar”.