El patrimonio y la conservación son problemas modernos, en épocas donde el «progreso» es el eje, el valor patrimonial parece subsidiario. Pensar en el patrimonio nos obliga a reflexionar a qué le otorgamos valor y qué consideramos representa de mejor manera nuestra historia e identidad.
La discusión de lo «útil» o de lo «eficiente» nos hace olvidar la importancia del patrimonio y el fin último de preservar, que es reconocernos como una cultura a largo plazo. Muchas veces fallamos en el intento de representarnos bien y el patrimonio termina siendo una selección que solo identifica a algunos pocos, pero en los últimos años esto ha tendido a modificarse.
Desde esta nueva perspectiva del patrimonio me gustaría repasar dos casos que dejan en evidencia estos dos problemas: El problema del valor del suelo v/s el valor patrimonial-inmueble representado en la ecléctica Casa Italia en Viña del Mar y el problema del bien común v/s el bien particular presentado en la remodelada Casona Lopetegui-Mena en Valdivia.
En Valdivia tenemos la Casona Lopetegui-Mena que producto del proyecto del puente Los Pelúes-Cochrane debe trasladarse por lo que se encuentra en medio de una polémica negociación para definir su nueva ubicación y programa. Esto genera escrúpulos sobre la autenticidad de las partes que se reemplazarían y sobre el posible «falso histórico» de la casa en su nuevo emplazamiento, pero el mayor conflicto no tiene relación con el inmueble sino más bien con la negociación entre las partes.
Llegar a acuerdo y definir las condiciones de traslado y compensación entre los 8 propietarios y una maquinaria estatal que incluye al MOP, MINVU y Municipalidad, entre otros. Ha resultado desgastador y frustrante, deteniendo un puente tan aclamado en la ciudad.
Si no se logra transparentar las negociaciones a la ciudadanía y cuantificar el impacto social que este tipo de emplazamientos conlleva y responsabilidad de los involucrados, entonces el patrimonio se instala como un problema entre el bien común v/s el bien particularsugiriendo que el patrimonio siempre es y será un sacrificio de unos pocos por el resto, lo que no es cierto.
En caso de que sea la ciudadanía la que se tenga que hacer cargo de proteger el patrimonio, estas dos disputas serán sus mayores desafíos. El patrimonio es una decisión, pero al mismo tiempo es un retrato de lo que somos como sociedad y si el sentido de valor cultural y el sentido de lo comunitario no prosperan, difícilmente lo hará nuestro patrimonio.
LEER COLUMNA EN EL DIARIO AUSTRAL REGIÓN DE LOS RÍOS