No sólo pérdidas materiales y humanas trajo el reciente terremoto y maremotos que azotaron a nuestro país, sino también consecuencias de salud mental para quienes resultaron afectados directamente, ya sea por encontrarse en los sectores del epicentro o cercanos, por la pérdida de seres queridos o también para quienes pasaron sólo un susto.
Los académicos del Instituto de Neurociencias Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile, Prof. Carmen Rojas Carvajal (Psicóloga) y Dr. Tomas Baader Matthei (Médico Psiquiatra), entregan antecedentes de los trastornos más comunes luego de este tipo de tragedias y algunos consejos para evitarlos o recuperarse.
Para ambos profesionales, el Trastorno de Estrés Postraumático es el más frecuente, el cual se manifiesta en el 20% de la población total sometida a la extrema situación.
“Es la perturbación más básica y es normal en cualquier situación límite, accidentes, desastres naturales, muerte o cualquier situación grave que perturbe el equilibrio de las personas. Este tipo de estrés genera ansiedad, insomnio, angustia, crisis de pánico y una serie de trastornos fisiológicos que secundariamente repercuten en lo psicológico, mucho miedo y sensación de vulnerabilidad”, señala la Prof. Carmen Rojas.
El Dr. Baader lo define como “reacción de temor, sensación de desamparo u horror intenso ante un acontecimiento traumático”.
El Estrés Postraumático, según explica el especialista, genera “recuerdos bruscos con generan mucha angustia, los que aparecen sobre todo durante la noche, alterando el sueño; evitación del recuerdo del trauma, junto con entumecimiento y aislamiento psicológico generalizados; estado de hiperalerta constante, sobrerreacción ante los más mínimos acontecimientos con irritabilidad y muchas veces con agresividad, y si a eso se agrega réplicas permanentes, puede desarrollar un cuadro depresivo”.
Este problema puede ser agravado por otras consecuencias psicológicas que acarrean la muerte o pérdida de amigos o familiares, o destrucción del hogar o inmuebles, ya que “una casa es donde te sientes protegido, es como tu nido, y si se cae o destruye es una sensación muy fuerte, experimentando gran vulnerabilidad”, resalta la Prof. Rojas.
También señalan como agravante la sobreexposición a las informaciones e imágenes de los medios de comunicación sobre estas catástrofes. Para la psicóloga UACh, “si bien el desastre es grande, ver una y otra vez la misma imagen en diversos canales de televisión, magnificará el hecho y creará mayor angustia en ciertas personas”.
Conectarse con la rutina
Para evitar o recuperarse del Estrés Postraumático, los académicos del Instituto de Neurociencias Clínicas concuerdan en que lo principal es reconectarse con rutinas diarias previas al acontecimiento, “ir a los lugares de trabajo y conversar con los amigos y familiares, distraerse, reír, escuchar música”.
También llaman a evitar el exceso de información dramática en los medios de comunicación, procurar una alimentación e hidratación suficiente y regular y, en los momentos de angustia o “réplicas”, no tomar decisiones drásticas ni impulsivas. Para ello, el Dr. Baader recomienda “respirar profundamente por la nariz y botar el aire por la boca unas 10 a 15 veces, concentrando su mente en un objeto del entorno, teniendo en cuenta que n o va a pasar nada, a menos que por razones de seguridad le indiquen lo contrario”.
Otro aspecto importante es reconocer los casos más severos, que deben ser vistos por especialistas a través de tratamiento psicológico y muchas veces farmacológico con antidepresivos serotoninérgicos y/o ansiolíticos.
Indican además como una buena forma de recuperar el equilibrio el ayudar a los más afectados a través de tareas conjuntas como remoción de escombros (en las zonas más azotadas) o distribución de alimentos, con un fin positivo de reconstrucción.