Abierta a toda la comunidad, la instancia tuvo como objetivo informar y explicar sobre la teoría de integración sensorial y sus implicancias para la vida, a modo de dar una lectura comprensiva a ciertas conductas en los niños y las niñas que hasta hace poco se consideraban problemas de crianza o se atribuyen a etiquetas como «mañoso” o “regalón”, impidiendo diversificar las oportunidades de desarrollo y aprendizaje que puedan tener en la infancia. La idea fue masificar estas problemáticas, para que las familias o sus educadores y educadoras puedan guiarles con más herramientas.
La actividad tuvo como moderadora a la académica Carolina Vergara Llanos, del Instituto de Salud Pública de la Universidad Austral de Chile.
- Cómo enfrentar dificultades de alimentación en el hogar por rechazo alimentario
A cargo de la Fonoaudióloga Yanisse Muñoz, asesora de lactancia materna y de alimentación complementaria (método BLW, BLISS y tradicional), con certificación en el método Get Permission en rechazo alimentario, SOS Approach to Feeding, especialista en motricidad orofacial y formación en integración sensorial, la charla profundizó en el rechazo alimentario, sus posibles causas, qué es un rechazo alimentario por dificultad de sensorial y cómo distinguirlo, los diagnósticos al respecto y qué se puede hacer en casa para ayudar.
La profesional inició su exposición destacando que el rechazo alimentario es un tema frecuente en la población infantil de nuestro país. “Se conoce como una reacción de oposición o el hecho de reaccionar negativamente o rechazar ciertos alimentos o un tipo de alimento. La reacción de oposición se relaciona también al contexto de alimentación. El niño o niña puede negarse a cierto contexto de alimentación. Por ejemplo, La niña o el niño que come muy bien en el jardín, pero en la casa no quiere comer. Puede darse que la oposición se dé frente a alimentadores también. Come con los papás, pero no con la tía del jardín, o al revés. También puede rechazar utensilios o la silla de comer. Este rechazo a lo que es comer puede tener distintas características y puede tener diferentes formas y puede ser un real problema o eventos puntales que se den. Lo importante es saber diferenciar cuando el hijo o la hija está en etapa de inapetencia o tenemos un problema de trastorno de alimentación”, explicó la Fonoaudióloga.
En este punto, mostró los síntomas o señales ante los cuales es necesario poner atención, para poder establecer si el niño o niña tiene un problema real de alimentación que puede comprometer su salud o si no lo es, teniendo como principal causa de rechazo alimentario el trastorno de integración sensorial, poniendo como contrapartida lo que se denomina “comensal quisquilloso”, que no es un problema alimentario, sino más bien que niños y niñas ya tienen sus diferencias alimenticias marcadas.
De todas maneras, dijo, si el niño o niña no come, ante cualquier caso, es mejor consultar a un especialista y asesorarse para un buen manejo de la situación tempranamente, ya que si no se trata, pueden arrastrar el trastorno hasta la adolescencia.
“Los niños nunca son mañosos para comer. Pueden aprender conductas de evitación, por algún problema sensorial, motor u orgánico y aprenden formas para salir de esta situación”, afirmó Muñoz.
En este sentido, entregó recomendaciones para trabajar en casa y construir una base positiva y respetuosa en la alimentación, para entregar confianza y seguridad y un disfrute de la alimentación.
A modo de conclusión, añadió que “la alimentación es un proceso complejo, que necesita diversos sistemas sensoriales. Es una actividad aprendida que madura a través del tiempo y las causas de las alteraciones alimentarias son multifactoriales y mientras más temprano se intervenga, mejor.”
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- ¿Qué es la integración sensorial? ¿Cómo detectar dificultades en integración sensorial? Actividades y estrategias para el hogar.
A cargo de Daniela Fernández, Terapeuta Ocupacional y académica del Instituto de Aparato Locomotor y Rehabilitación de la Facultad de Medicina de la UACh, con formación en salud mental infantojuvenil, integración sensorial, apego e intersubjetividad, quien inició su exposición contando cómo un Terapeuta Ocupacional trabaja en esta área, con niños y niñas, donde destacó que la herramienta del juego es fundamental para acompañar el desarrollo de los y las infantes en diferentes procesos.
Luego, detalló cuáles son los signos que muestran niños y niñas al tener problemas de integración sensorial, desarrollando lo que significa la teoría propuesta por la Terapeuta Ocupacional norteamericana Jean Ayres en los años 60’, que plantea que “los sentidos entregan información al cerebro para retribuir una respuesta al ambiente. Que puede ser prestar atención o mover un brazo. Lo que intenta la teoría es dar explicación a las conductas que están pasando en el sistema nervioso”, explicó.
La definición de integración sensorial, según Ayres, es: “Un proceso neurológico que organiza las sensaciones corporales de nuestros sistemas sensoriales a nivel de sistema nervioso, permitiéndonos responder exitosamente a las demandas ambientales”.
“En lo cotidiano, toda la información que recibe un niño es del ambiente o del cuerpo. Necesita interactuar con el medio para ir desarrollando habilidades y hay muchas funciones que se van especializando si estoy en un estado óptimo de alerta. Y la teoría dice que hay niños y niñas que no están óptimos en este sentido, que no están recibiendo información o el cerebro siente que es demasiado estímulo y tiende a reaccionar en defensa o en evitación, que puede ser exagerada. O niños y niñas donde el cerebro no registra o no considera relevante ciertos estímulos y no los toma en cuenta”, comentó la académica Fernández.
Así, la profesional ejemplificó de manera didáctica cómo detectar dificultades en integración sensorial en la vida cotidiana y cómo afectan al correcto aprendizaje de niños y niñas y a su relación con el entorno, entregando recomendaciones y estrategias respecto de qué puede hacer la familia o los y las cuidadores ante este tipo de dificultades.
“Cuando hay dificultades, una familia que busca alternativas, que comprende que no es ‘maña’, que busca el apoyo de profesionales y que escoge las batallas, es decir, no obliga a la niña o al niño a hacer lo que no quiere, es el primer agente de cambio. Hay que tener ojo también con las etiquetas. No hay que etiquetar a los niños y niñas si son insoportables, desordenados, mañosos, etc. Lo mismo con los padres, no juzgar y decir este padre es tal o cual cosa. Las etiquetas son para los frascos. Y esto es algo que todos y todas hacemos, es algo cultural. Pero hay que hacerlo consciente y evitarlo”, afirmó la docente de la UACh.
Revisa la charla completa:
Además, durante esta semana se llevarán a cabo otras dos charlas dirigidas a estudiantes y profesionales de la salud: «Dificultades orales sensoriomotoras: lo que debemos saber para la atención clínica» y «Una mirada desde la Integración Sensorial para la práctica clínica«.