Sion Sono: el poeta japonés que se hizo cineasta de culto

Oriundo de la ciudad de Toyokawa, con 55 años y más de 30 películas en su historial, Sono se ha convertido en el irreverente y poco aceptado cineasta del país del sol naciente, reconocido y premiado en diversos certámenes a nivel internacional, entre ellos el Festival Internacional de Cine de Berlín, el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary y el Festival de Cine de Sitges. Deslumbrando con obras que abordan temáticas tan diversas como el terror, romance, drama y ficción.

En un conversatorio efectuado en la Carpa CECs (Meeting point FICValdivia), Sion Sono pudo compartir sus motivaciones, experiencias y anécdotas que lo han llevado a convertirse en un director de culto en el circuito cinematográfica internacional.

Sus inicios como artista

Los orígenes de este artista japonés se remontan a los años 70s, cuando comenzó a escribir poesía, comentando que “me inicié con filmaciones personales, leyendo mis poemas, obteniendo un material que me sirvió para crear mi primera película, I am Sion Sono (1985)”.

Agrega que “al principio mi intención no era dedicarme al cine, era dedicarme a la poesía y la música, a crear, a componer, como también en paralelo me dediqué al animé, al manga, esa eran mis pasiones, pero de pronto llegué a esto”.

Es necesario destacar que la película que lanzó a la fama internacional a Sono fue Suicide Club (2001), una cinta de ficción-terror que deslumbró por sus escenas de suicidios masivos, donde los protagonistas son los jóvenes; filme que causó mucho impacto en la sociedad japonesa y que trascendió las fronteras.

Sono destaca que “las películas las pienso mentalmente y luego las adecúo y por eso hay una mezcla entre ficción y realidad que se parecen bastante”.

El director comenta que “aparte de dirigir, me doy el tiempo de componer la música de mis películas y algunos efectos sonoros igual, eso es un gusto que me puedo dar”.

Al ser consultado por sus referentes en el cine y su relación con sus pares japoneses, Sion Sono es claro: “Mis influencias no fueron Ozu, Kurosawa ni Mizoguchi, sino los Beatles y Astroboy. Por eso no soy querido en Japón y me tildan de loco”.

También comenta que “dentro del cine japonés no soy muy querido, me dicen que estoy mal de la cabeza y que no comprenden mis películas, cosa que a mí no me afecta porque las encuentro entretenidas”.

En el último tiempo sus películas han abordado la temática de los desastres naturales como lo ocurrido el año 2011 con el terremoto y tsunami de Japón, tomando un giro en sus trabajos que lo han llevado a ser reconocido mundialmente. Sin embargo el artista señala que “esta temática no es trabajada en mi país, me han dicho que estoy mal por hacerlo, por eso lo quise abordar y porque también tuve amigos involucrados en dicha tragedia”.

Dentro de sus referentes, figura el destacado director John Cassavetes, uno de los íconos del cine independiente. “De él admiro su pasión y cómo aborda los conflictos en su complejidad”.

Futuro, Chile y juventud

La evolución cinematográfica de este director lo ha llevado a tratar historias muy diversas en sus películas, comenta que ya no se dedica a retratar temas solo de su país, que ha decidido ampliarse a otros contextos que lo ayuden a inspirar nuevos trabajos, mirando muy de cerca a China y las dos Coreas.

En cuanto a su visita al país y Valdivia, Sion Sono confiesa que “es la primera vez que vengo a Sudamérica y al sur de Chile. No pensé nunca aparecer por estos lados, pero las insistencias de los organizadores me cautivaron e hicieron que viniera al festival”.

Durante estos días ha podido generar diversos contactos y compromisos, uno de ellos con el Director del FICValdivia, Raúl Camargo y la productora Perro Negro. Sono aventuró que “hemos evaluado hacer a futuro algún proyecto acá en Chile”. A través de su cuenta de Twitter (@Super_8mm) Camargo lo confirmó: “Dijo públicamente que hara una peli en Valdivia, porque me lo había prometido a mí, a nuestro productor y a su perrita Clotilda”.

En cuanto a la juventud, que muchas veces ha sido protagonista de sus trabajos, Sono comenta: “Creo que la juventud puede aportar mucho al cine, yo lo hice en su tiempo con mis películas, mirando y entendiendo a los japoneses. Ahora es distinto. Por eso mis temáticas han ido cambiando y si me preguntas por los jóvenes chilenos creo que se ven con ganas e ímpetu de cambiar las cosas y eso está bien”.